Happy New Year, querida Laurence:
Llegó la noche y te escribo desde mi celda. Me habría gustado enviarte esta carta durante el momento en que me concedieron ese “soplo de vida”, es decir, el permiso de salida para las fiestas de Navidad.
Sentí una sensación extraña al enviarte un correo electrónico y recibir el tuyo, y justo después enviarte otro, del que no recibí respuesta.
Querida Laurence: cuando leía en los manuales jurídicos los efectos del “síndrome de encarcelamiento”(en inglés trapp syndrom, ndlr), pensaba que eran exagerados. Pues bien, estaba completamente equivocado y me di cuenta de ello hoy mismo…
Mucho tiempo ha pasado desde mi arresto y cada permiso de salida me permite darme cuenta de que la realidad cotidiana es muy diferente.
Todo ha cambiado en el mundo real; desde el 28 de febrero de 1988 hasta hoy, solo he vivido en él 20 meses, y durante todos estos años de prisión, 25 sin interrupción, solo he visto evolucionar la vida a través de los medios de comunicación. Si bien me he instruido en esta “casa de cemento”, lo cierto es que la vida real, la vida práctica, la vida en la que se vive de verdad, y no siempre de manera fácil, ya sea por motivos económicos, de trabajo o de salud precaria, esa vida es muy diferente a la que he vivido en este mundo hermético, vetusto y en desfase con el tiempo…
Tengo la sensación de haber vivido hasta ese día, aún guardo recuerdos, imágenes de los años 80, cuando los automóviles de moda en Italia eran los Fiat 127, los Autobianchi 112, Los Fiat Croma, etc… Cuando había que ir a una cabina telefónica de monedas para hacer una llamada.
Me siento como si de repente, me hubiesen devuelto la vida, una vida que ya no sentía como propia. Este permiso de salida me fue otorgado de manera extraordinaria, y así quedará. No tendré más, pero esta “luz” me ha dado una esperanza, porque ya había dejado de esperar; es como si cada imagen de mi vida, presente y pasada, pasara corriendo a toda velocidad ante mis ojos.
Me doy cuenta de que tenemos, día tras día, pero solo por un día, un motivo de vivir, de esperar y de amar, para vivir por fin la vida como debe vivirse… No se trata de un simple juego de palabras…
El hecho de haber estado en la dimensión de la “vida real” y extraído por un tiempo de la “dimensión de la nada” es un sentimiento inexplicable. El mundo real, el mundo libre, no tiene nada que ver con nuestro “pequeño mundo restrictivo y arcaico”.
Es como si tuvieras un inmenso caos en tu cabeza, la angustia me mata e incluso si durante todos estos años he devorado montones de libros para cultivarme y estudiar, me doy cuenta de que la vida cotidiana es muy diferente. Todo se desplaza, a veces, en la dirección correcta, a menudo hacia la dirección contraria.
En lo que a mí respecta, como lo sabes, ahora he elegido seguir un camino de vida lleno de obstáculos y de sacrificios durante el que nadie me ha dado nada… Un “camino honrado”, durante el que he mantenido mi dignidad, sin oportunismos baratos o “atajos” fáciles que, en estos lugares, se cambian por dinero…
He demostrado mi cambio con hechos concretos y no solamente gracias a mi diploma de Derecho, no solamente gracias a los elogios o reconocimientos de todo tipo que he recibido, que por supuesto son importantes para mí, pero sin una fuerza de voluntad y unos cambios de vida radicales, jamás podría borrar “el libro del pasado” ni demostrar un cambio concreto y positivo.
Durante todos estos largos años, y en particular, durante los quince últimos, he vivido en un “mundo hermético, encerrado en sí mismo”, un mundo que ya no siento como mío, sino como uno que gira al revés, un lugar donde todo sucede bajo la mirada de todos y se vive permanentemente con sospecha, un mundo en el que lo único que hacemos es engañar a los demás, y en el que nuestra vida es manejada por otros, un mundo en el que la hipocresía, los celos y la envidia son los que mandan, un mundo en el que el entorno pretende constantemente condicionarte, someterte, aniquilarte, un lugar en el que las “reglas no escritas” y las “cadenas mentales” son las más difíciles de descifrar, de superar.
Querida Laurence, entiendo perfectamente que con estas dos páginas te estoy robando un tiempo precioso, pero al mismo tiempo, estoy seguro de que entenderás mi necesidad de compartir contigo las sensaciones y emociones que no todo el mundo es capaz de comprender.
En la espera de tu respuesta.
Marcello
— Publicado el 11 de abril de 2017.¶