No te equivoques, este es el lugar en el que tienes que vivir, pero no es tu hogar. Y, aunque en prisión no tengamos la calidad de vida que buscamos, aunque las comodidades y la facilidad del mundo exterior nos parezcan el lugar ideal para enfocar nuestra mente, y aunque la tranquilidad del pasado monopolice nuestra atención, debemos ser cuidadosos; cuando el pasado lejano o el futuro incierto, que construimos en nuestras esperanzas y deseos, empiecen a sentirse más reales que el presente, podríamos perdernos.
Si algo he aprendido en esta vida, es que casi nunca se trata de hacer lo más “fácil”, sino de hacer lo “correcto”.
Desde que ingresé a la prisión, me han hecho varias veces esta pregunta: “Si pudieras dormir durante todo el tiempo de tu condena y despertar el día de tu liberación, ¿lo harías?”
Varias personas me han preguntado lo mismo, en varios lugares, en varias ocasiones. Esta pregunta me intriga, y hasta he comenzado a hacérsela a los demás reclusos. Más o menos, veinte de diecinueve personas responden “Sí”, muchas de ellas casi sin pensarlo. Sin embargo, de vez en cuando, alguien responde “No”. Inevitablemente, le preguntarás, con un tono de incredulidad: “¿Por qué?”
Como si no hubiera entendido bien la pregunta y su respuesta fuera precipitada; como si solo un idiota pudiera elegir estar despierto durante esta experiencia. Pero me he dado cuenta que, en realidad, es lo contrario. La persona que responde “No” entiende la pregunta en un nivel más profundo, mucho más que la mayoría, que responde rápidamente “Sí”.
La respuesta a esta pregunta dice mucho de las personas; las que responden “No” son las que más se destacan. No en su manera de responder, sino en su manera de vivir y comportarse en prisión. Son personas con introspectiva, que se preocupan por crecer; son las capas, el movimiento, la redefinición; son las que se interesan y se emocionan; son las que aún no han aceptado la derrota; son personas fuertes de mente y corazón.
**¡Sería un desperdicio dormir durante esta experiencia! Por supuesto que sería más fácil, pero también completamente inútil; un completo sacrificio de los, limitados e infinitamente importantes, años de tu vida. **
Nos hemos acostumbrado tanto a huir ante la lucha y las dificultades, que hacemos todo lo posible por evadirlas, pero ¿acaso nuestra meta en la vida es salir ilesos sin aprender nada valioso? Algunas lecciones solo se aprenden a través de la lucha y la adversidad. Si el objetivo es “evadirse”, ¿por qué entonces no dormir todo el tiempo? ¡Al diablo con la vida! Tal vez podríamos encontrar la manera de evadirla por completo.
Los que responden “Sí” a esta pregunta, en el mejor de los casos, están confundidos, y en el peor, son simplemente unos cobardes. No has entendido nada de la vida si piensas que debes evitar lo desagradable a todo precio, como el precio de estar aquí; eres el ciego, el tímido, el débil de mente y de corazón; de hecho, ya estás dormido. Escapar cobardemente de la oportunidad de luchar es un insulto para tu existencia.