COMENCÉ este trabajo por casualidad, no era algo que tenía completamente planeado ni un camino a seguir; siento que empezó a florecer desde mi infancia, mientras crecía en los terrenos de un inmenso hospital de investigación psiquiátrica en Illinois, del que mi padre era director. Vivir en un entorno institucional era parte del cotidiano de mi familia.
A medida que se reducían los fondos para los servicios sociales, las ayudas al hospital se hicieron cada vez más escasas, hasta que finalmente tuvo que cerrar. El cierre del hospital, así como la desaparición de varias actividades de manufactura durante los años 80, generaron una importante pérdida de empleos en la ciudad.
Como muchas otras personas, yo consideraba el mundo del encarcelamiento como algo lejano, hasta que se construyó una prisión en mi ciudad natal. Esta nueva prisión estatal se propuso y construyó con el fin de proteger a la comunidad contra la pérdida de empleos.
Durante una visita a mi familia, cuando mi padre vino a buscarme al aeropuerto, advertí las luces de la nueva prisión. Como fotógrafo, me llamó la atención ver cómo estas luces cambiaban el paisaje nocturno. Mi curiosidad visual se despertó pero mi educación sobre el tema apenas comenzaba. Mi padre me contó que muchos de sus antiguos pacientes, a quienes no se siguió suministrando tratamiento médico, terminaron en esa prisión y en otras similares construidas en la zona rural de Illinois.
Comencé a observar otras prisiones, sobre todo en la oscuridad, cuando nos indican su localización a través de la vigilancia y la iluminación. Algunas de ellas eran antiguos hospitales psiquiátricos estatales. La mayoría de prisiones han sido construidas en ciudades con problemas económicos y ocupadas por personas provenientes de otras comunidades con las mismas dificultades.
La adopción de leyes más estrictas con respecto a las condenas, junto con la reducción de la inversión en servicios sociales y educación, ha ocasionado una explosión de la población carcelaria de Estados Unidos.
La falta de inversión en programas sociales y humanitarios es el factor principal de este crecimiento, que afecta de manera desproporcionada a las personas más vulnerables en términos de raza y clase social.
La exploración que comencé en mi ciudad natal hizo surgir mi lado activista. Muchas de estas prisiones tienen una arquitectura similar, por lo que su emplazamiento en el paisaje es importante.
Las diferentes leyes de cada estado evocan una cultura de los límites que sobrepasa los muros de la prisión misma; la luz que sirve para confinar, trasciende los límites de la prisión, mientras la población de humanos permanece dentro. Estas luces reflejan como un espejo la sociedad que construye estas instituciones.
Utilizo una cámara 8x10 para tomar mis fotografías. La larga espera y la inmensa dificultad para acceder a las prisiones plantean numerosos problemas de logística. Espero que el hecho de resaltar sobre todo la luz y la sombra de las imágenes, atraiga la imaginación y la mirada de los espectadores hacia estos lugares, en lugar de su indiferencia.
Stephen Tourlentes