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Fuente: TN (25/07/2021)
Ver el panoramaArgentina: ratas, comida podrida y heridos de “guerra”: las imágenes del abandono en las cárceles de la provincia de Buenos Aires
La pandemia empeoró las condiciones de encierro en los penales bajo la órbita del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Entre la serie de eventos inéditos que surgieron con la pandemia, se puede destacar que las prisiones, por primera vez, se plagaron de celulares (lícitos). La medida que se tomó para paliar la ausencia de todo contacto con el exterior durante el aislamiento más estricto, les permitió a los reclusos registrar y viralizar todo lo que ocurre detrás de los muros: los incidentes durante las revueltas y las escenas cotidianas que incluyen comida podrida, ratas enormes, celdas insalubres con escasa luz e inundadas, camas “tumberas”, cables pelados y sanitarios destrozados. Y claro: el hacinamiento.
Imágenes que parecen sacadas de un cuadro de torturas en la Edad Media y demuestran la crisis humanitaria en las que están sumidas las cárceles bonaerenses, una situación que hace años vienen denunciando organismos de Derechos Humanos y que se agravó con la novedad del coronavirus.
“En este momento en Sierra Chica hay tres pabellones que están aislados, no salen. Hay varias unidades con personas que se enferman y que se han muerto a causa del covid. No se provee para nada alcohol en gel y ni otro producto de prevención. Tampoco dan medicación, un faltante desde siempre. El sistema es un desastre”, advierte el abogado penalista Marcelo Biondi.
Durante 2020 los equipos de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) relevaron 34.500 hechos de tortura o malos tratos en los penales bonaerenses. Casi la mitad de estas denuncias, más de 16.000, fueron por hechos de violencia o morosidad judicial.
“Esto confirma la sistematicidad de la tortura como forma de gobierno de la población encarcelada”, sentenció el organismo.
Otra problemática histórica que el COVID-19 expuso en su máxima expresión es la crisis sanitaria en el encierro. El año pasado murieron 178 personas en las cárceles bonaerense, 30 más que en 2019. De ese número, 29 fueron por COVID-19 y 152 “por cuestiones de salud no asistidas”. “Esto es un promedio de 15 muertes por mes o una cada dos días”, afirma la CPM en su último informe anual titulado “El sistema de la crueldad”, que destaca que “bajó el delito, pero crecieron las aprehensiones y la violencia policial”.
En noviembre de 2020, un informe de la Universidad Nacional de Tres de Febrero reveló que, en seis años, las prisiones argentinas (2013-2019) marchaban firme en el camino del deterioro y el hacinamiento, al mismo tiempo que los servicios y los programas de reinserción disminuían. La alimentación, la salud y el régimen de visitas fueron en la misma dirección: empeoraron mientras crecía la población carcelaria. Esta tendencia se aceleró en las unidades del Servicio Penitenciario Bonaerense donde la tasa de superpoblación superó el 40 por ciento.