Podemos recibir visitas tres días por semana pero, debido al número de visitantes, solo tenemos cinco minutos para hablar con nuestros familiares. Las visitas se terminan a las 16:00, hora de cierre de la prisión. Y la vida es muy difícil para los reclusos a los que nadie viene a visitar.
Un grupo de detenidos se encarga de la seguridad dentro de la prisión y, a veces, se maltrata a los prisioneros políticos. Más de dos tercios de los reclusos están en espera de juicio y es posible tener que esperar incluso cinco años para ser juzgados. En mi caso, comparecí ante el tribunal después de tres años de detención. Los que no tienen medios para pagarse un abogado tienen que defenderse solos porque,desde 2015, no hay asistencia jurídica gratuita.
Hay dos regímenes de detención: uno para los detenidos considerados como los más peligrosos, conocido como el “de los acontecimientos de 2015”, y el otropara el resto. No todos los prisioneros reciben el mismo trato, especialmente en lo que se refiere a las reducciones de penas y a los indultospresidenciales. Algunos ni siquiera tienen derecho a hablar o a circular dentro de la prisión; otros están en aislamiento (tingitingi).
Solo reciben atención médica los detenidos que tienen una enfermedad grave oque están agonizando; algunos mueren.
Hay una pequeña enfermería con 20 camas. Los grupos religiosos se encargan de limpiar las habitaciones y de lavar las sábanas y ropas de los enfermos. Tenemos acceso al agua entre las 16:00 y las 21:00, pero hay un solo grifo.
Yo navego por internet de 18:00 a 19:30,cuando puedo, después ceno y a las 20:00 veo la televisión. Hablo con mis padres, hermanos y amigos por SMS o Facebook hasta las 22:00 y, por último, me ducho y duermo. Así son mis días.