Canadá: "la salud de los reclusos es una cuestión de salud pública"

La Red Legal Canadiense del VIH/SIDA. Desde la creación de la organización hace más de dos décadas, hemos observado índices alarmantemente altos de VIH y Hepatitis C en las prisiones, debido al elevado número de personas que consumen drogas en prisión, muchas de las cuales viven con el VIH y la hepatitis. También hemos identificado que esto resulta de la discriminatoria falta de acceso en prisión a medidas de reducción de daños, tales como los programas de intercambio de agujas y jeringuillas, las terapias de sustitución de opioides y los programas para tatuajes más seguros.

Para nosotros resultaba vital abogar por un acceso a la atención médica dentro de prisión equivalente al disponible fuera, y cuestionar la idea de que los prisioneros reclusos deben renunciar a su derecho a la salud cuando están encarcelados.

El estigma y la discriminación que los consumidores de droga sufren en sus comunidades se amplifica notablemente en el entorno penitenciario. Convencer a los legisladores, a los políticos, a las cortes y al público en general de que la salud de los reclusos es una cuestión de salud pública ha sido una batalla muy dura.

La Red Legal Canadiense del VIH/SIDA El sistema de prisiones de Canadá está dividido en prisiones federales (donde las personas cumplen penas de dos años o más) y prisiones provinciales (donde las personas cumplen penas de menos de dos años). Las prisiones federales son manejadas por el servicio correccional federal quien, en teoría, ofrece preservativos, barreras de protección bucal, lubricante, productos para esterilizar los equipos para inyecciones, terapia de sustitución de opioides, tratamientos para el VIH y la hepatitis C y naloxona ¹.

En la práctica, los -reclusos describen un acceso deficiente y, en algunos casos, unas listas de espera muy largas para acceder a los tratamientos. Por ejemplo, a pesar de la frecuencia cada vez mayor de sobredosis por opioides en prisión, los reclusos no tienen acceso directo a la naloxona y este tratamiento solo puede ser administrado por el personal.

Hace algunos años, la Red Legal Canadiense del VIH/SIDA llevó al gobierno federal ante los tribunales, por negar a los reclusos el acceso a programas de intercambio de agujas y jeringuillas, tras lo cual ciertas prisiones federales ofrecen ahora este tipo de programas. Sin embargo, el acceso está aún muy restringido y el modelo del programa presenta fallos fundamentales. Para abordar dichos defectos y asegurar que el derecho de los reclusos a tener acceso a agujas y jeringuillas esté afianzado en la ley, estamos manteniendo nuestra demanda. En 2019 una prisión federal inició un sitio de consumo supervisado.

Los programas de reducción de daños varían según las prisiones provinciales que los ofrecen: la mayoría ofrece tratamientos para el VIH y la hepatitis C y preservativos. Muchas también ofrecen terapias de sustitución de opioides, pero, aunque cada vez un mayor número de prisiones está equipando a su personal correccional con naloxona, ninguno de estos lugares ofrece programas de intercambio de agujas y jeringuillas.

La Red Legal Canadiense del VIH/SIDA. El programa más interesante que hemos descubierto, relacionado con los programas de intercambios de agujas y jeringuillas en prisión, es el modelo de entre pares de Moldavia. En este programa, se forma a los “pares”, es decir a los reclusos, a la reducción de daños y, así, ayudan a distribuir a los demás reclusos equipos de inyección estériles. Este modelo garantiza la confidencialidad, la aceptación ha sido elevada, y no ha conllevado ningún aumento de la cantidad de incidentes de seguridad ni de uso de drogas.

En el 2005, Canadá puso en marcha en las prisiones federales el primer proyecto piloto de “tatuado seguro” a nivel mundial, convirtiéndose así en la única nación en desarrollar un proyecto de este tipo.

Las evaluaciones del programa fueron muy positivas, aunque el programa fue cancelado después de la elección de un gobierno federal conservador que hizo campaña usando un programa basado en “la ley y el orden”. Valdría la pena resucitar este programa en Canadá y en el resto del mundo.