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Egipto: decenas de presos políticos se declaran en huelga de hambre por el horror de las cárceles

Amnistía Internacional solicita una investigación para esclarecer si en la cárcel de máxima seguridad de Al Aqrab en Tora los prisioneros están sufriendo condiciones inhumanas y si se les niega la visita de familiares y abogados. En un encuentro reciente con emigrantes, la ministra de Migración de Egipto dejó caer una afirmación que no pasó desapercibida.

“¿Qué deberíamos hacer con alguien que ofende a Egipto? Rajarle”, declaró mientras esbozaba con la mano el gesto de una decapitación.

La violencia se ha instalado en el discurso político en Egipto. Una realidad aún más tenebrosa habita las cárceles del país más poblado del mundo árabe.

Alrededor de 130 presos del penal de máxima seguridad de Al Aqrab en Tora, en el sur de El Cairo, llevan más de seis semanas en huelga de hambre en protesta por las condiciones inhumanas y las negativas a las visitas de familiares y abogados, ha denunciado este miércoles Amnistía Internacional. En muchos casos, se trata de personas que fueron arrestadas hace dos años y a las que ni siquiera se les ha permitido una visita de parientes y letrados.

“Las autoridades egipcias han empujado a decenas de detenidos de Al Aqrab hacia un punto de no retorno. La combinación de unas condiciones de detención miserables e inhumanas y la negativa de visitas familiares y el acceso de sus abogados, en algunos casos durante más de dos años, ha creado una situación insoportable”, señala Magdalena Mughrabi, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Próximo y el Norte de África.

Las pésimas condiciones higiénicas y de habitabilidad que padecen los presos egipcios son una constante desde hace años,

agravada por el golpe de Estado que desde julio de 2013 ha enviado a la cárcel a más de 60.000 disidentes. Lejos de mejorar la situación, el régimen del ex jefe del ejército Abdelfatah al Sisi ha negado repetidamente las denuncias de las organizaciones de derechos humanos acusándolas de servir a “agendas extranjeras” que buscan difamar al país.

Según Amnistía, en represalia por la huelga de hambre que arrancó el pasado 17 de junio, las autoridades han golpeado, aplicado descargas eléctricas e impuesto otras medidas disciplinarias a quienes se han sumado a la protesta. Al menos una decena de los participantes en la huelga fueron trasladados con los ojos vendados a celdas especiales, en permanente estado de confinamiento solitario.

Otra de las vejaciones más comunes es negar el encuentro con familiares, incluso cuando se ha obtenido la autorización oficial pertinente. “Al rechazar que los detenidos vean a sus familias, las autoridades egipcias están vulnerando de manera flagrante las legislaciones egipcia e internacional y haciendo uso de una despiadada crueldad”, afirma Mughrabi. Quienes protagonizan ahora la huelga de hambre fueron arrestados por las fuerzas de seguridad y sufrieron desapariciones forzosas que duraron entre 11 y 155 días.

Sus parientes fueron informados de su paradero cuando fueron llevados ante la Fiscalía de la Seguridad del Estado, un departamento que juzga los casos relativos a supuestos delitos de terrorismo. Durante su desaparición y los interrogatorios en los cuarteles de la seguridad nacional, la mayoría sufrió vejaciones y torturas.

No es la primera vez que las abarrotadas cárceles egipcias son testigos de huelgas de hambre. Al menos se han producido dos en los últimos años. Ambas, en octubre de 2017 y febrero de 2018, acabaron con el compromiso de las autoridades de no poner trabas a las visitas familiares, un extremo que no se ha cumplido.

El hacinamiento y las condiciones sanitarias han sido otra de las quejas recurrentes.

Los presos permanecen en pequeñas estancias atestadas -en la que hay que turnarse para poder dormir en el suelo- e infestadas de mosquitos y otros insectos. Las celdas carecen, además, de aire acondicionado o de la mínima ventilación cuando en verano se alcanzan los 40 grados. Los presos denuncian que se les niega un tratamiento médico adecuado y que no se les permite recibir alimentos o bebidas de sus familiares. La entrada de medicinas y ropa también está restringida.

En el informe de este miércoles, Amnistía solicita una investigación de los hechos denunciados y el acceso a la prisión de Al Aqrab de observadores independientes que puedan certificar que las condiciones cumplen los estándares internacionales.
“No existe justificación para el trato cruel e inhumano que han sufrido estos detenidos.
Las autoridades egipcias deben garantizar con urgencia que todas las personas bajo su custodia reciben atención médica adecuada y alimentos y que se mantienen condiciones sanitarias en celdas adecuadamente ventiladas conforme al derecho internacional “, subraya Mughrabi. Según un estudio de la asociación Comité para la Justicia,

245 personas murieron el año pasado en prisiones egipcias por negligencia médica.

Desde el golpe de Estado que en 2013 inauguró una brutal y ubicua campaña de represión, se han registrado alrededor de 650 fallecimientos en custodia. Tras el óbito del ex presidente Mohamed Mursi el pasado mes, familiares de los presos -entre ellos, el ex candidato presidencial Abdelmoneim Abulfutuh- denunciaron las condiciones de prisión y la falta de adecuada asistencia médica.

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