— Publicado el 20 de mayo 2017.¶
Este informe, presentado ante el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura, se basa en un trabajo documental y práctico, que cuenta con varios testimonios recabados por la Plataforma Palestina durante sus misiones en Cisjordania entre 2014 y 2015. Varios informes de otras ONG palestinas, israelíes e internacionales, así como de las Naciones Unidas, han corroborado las violaciones de los derechos de las que son objeto los menores palestinos encarcelados.
Desde el año 2000, más de 8500 niños palestinos han pasado entre las manos de las fuerzas de seguridad israelíes; arrestados, agredidos y, en ocasiones, torturados, la vida de estos menores, que suelen ser víctimas de un proceso injusto, termina siendo destrozada por el sistema de detención militar israelí.
Los que no experimentan la prisión directamente, la viven a través del encarcelamiento de su padre, hermano, primo, madre o hermana. Desde 1967, más de 850 000 palestinos (el 20 % de la población total y el 40 % de la población masculina) han sido detenidos por las autoridades israelíes. Cada nuevo episodio de tensión entre Israel y Palestina da paso a un recrudecimiento del número de arrestos. Por ejemplo, entre principios de octubre y finales de diciembre de 2015, un total de 2663 palestinos fueron arrestados, entre ellos, 479 menores de 12 a 18 años…
El ejército, la policía y la justicia militar son los protagonistas de este sistema concebido como una herramienta de castigo colectiva para la sociedad palestina que se opone a la ocupación, una herramienta de la que nadie se salva, ni siquiera los menores, principales víctimas de la represión.
En 2015, el número de arrestos de menores aumentó en promedio del 15 %. Solamente entre octubre y diciembre este número aumentó del 179 %. A finales de marzo de 2016, 438 menores se encontraban detenidos, de ellos, 98 eran menores de 16 años.
Según la información recabada por las asociaciones palestinas, israelíes e internacionales que trabajan en contacto directo con estos menores, la juventud palestina es el blanco privilegiado de las autoridades israelíes. Los arrestos, los interrogatorios y las condenas tienen por objeto castigarlos, pero sobre todo disuadirlos —tanto a los menores como a sus familias— de oponerse a la ocupación. La prisión acecha, como una espada de Damocles, al pueblo palestino y sus consecuencias devastadoras son incalculables: abandono escolar, depresión, temor a un nuevo arresto y a la tortura, pérdida de vínculos familiares y sociales, sentimiento de injusticia, etc. Las violaciones a los derechos humanos que acompañan los arrestos, los interrogatorios y los procesos judiciales ocurren en toda impunidad, pese a los tratados internacionales ratificados por Israel: Cuarto Convenio de Ginebra, Convención sobre los Derechos del Niño, Convención contra la Tortura, etc.
- Cuando abrí la puerta, vi al soldado frente a mí. Me preguntó: ¿Tu eres Tayeb?, yo le respondí: sí. Entonces, me atrapó, me torció las manos y me golpeó contra la puerta. Cuando estábamos allí, mi vecino le lanzó un objeto, lo que lo puso de muy mal humor e hizo que comenzara a golpearme más fuerte, en la cara. *
Tayeb, 14 años, arrestado en el campo de refugiados de al-Fawar
Desde el momento de su arresto, por lo general, en medio de la noche, los menores tienen los ojos vendados y las muñecas atadas con lazos plásticos tan apretados que hasta les corta la piel. Tres de cuatro niños son objeto de violencia física durante su arresto, tras el cual son llevados a centros de interrogatorio. Durante el trayecto a dichos centros, que puede durar varias horas, los menores reciben insultos, golpes y, a veces, amenazas. La mayor parte del tiempo, ni a ellos ni a sus padres se les informa el lugar o el motivo de la detención.
La mayoría de los niños encarcelados son acusados de lanzar piedras. Una vez pronunciada la sentencia, el 60% de entre ellos son trasladados a prisiones israelíes, en los territorios ocupados, un hecho que viola el Cuarto Convenio de Ginebra.
- Un soldado encapuchado vino a decirme que debía irme con ellos. Me amarró las manos contra la espalda con tres cuerdas plásticas que me apretaban las manos. Me vendó los ojos con un pedazo de tela y ni siquiera me permitió vestirme para salir al frío ni despedirme de mi familia. No me dijeron adónde me llevaban y tampoco me informaron el motivo de mi arresto.*
Hani, 17 años, arrestado en Naplouse.
Los interrogatorios, que se llevan a cabo sin la presencia de un abogado, pueden prolongarse por varias horas o semanas, durante las que, en la mayoría de casos, los menores permanecen esposados y a veces amarrados a una silla, y son sometidos a requisas al desnudo con el fin de humillarlos y asustarlos. Casi todos sufren violencias físicas entre el arresto y el interrogatorio: patadas, bofetadas y, en ciertos casos, descargas eléctricas. El 20% de los menores son puestos en aislamiento durante este periodo.
Me dijo: tengo fotos tuyas en las que apareces lanzando piedras. Le respondí: no, yo no lanzo piedras y no conozco a las personas de las fotos (…) Tumbó al piso la silla en la estaba sentado y comenzó a golpearme. Me dijo: tienes que confesar ahora mismo, de lo contrario, mataremos a tu amigo Mohammad. Me golpeó en la cabeza. Yo dije que no podía confesar porque yo no había hecho nada; no puedo confesar algo que no he hecho.*
Salah, 15 años, arrestado en Beit Umar
Desde octubre de 2015, las autoridades israelíes han puesto a nueve menores palestinos en detención administrativa, una medida que les permite retener a una persona por un periodo máximo de seis meses, renovable indefinidamente. De este modo, la persona queda detenida bajo ningún cargo y sin ningún proceso judicial, a menudo, sobre la base de información “secreta” a la que no tiene acceso ni la persona interesada ni su abogado, contrariamente a lo que estipula el derecho internacional.
Pasé cerca de ocho años en detención administrativa, pero no en una sola vez. Cuando te detienen, no te dicen nada, no sabes por qué estás ahí. Solamente te dan un papel firmado por el comandante militar para informarte que estás en detención administrativa por seis o tres meses. En este papel, unas cuantas palabras, que parecen más bien un eslogan, afirman que eres una amenaza para el orden público, para la región o para cualquier otra cosa. Eso es todo lo que te dan.
Ala Abou Maria, 15 años