TC. Durante las visitas, todos toman fotografías. Todo el equipo ingresa a la prisión con su teléfono y lo usa como ayuda visual para recordar; las fotografías de mis colegas también se usan para ilustrar los informes. En julio pasado, visitamos la prisión de Toulouse-Seysses, que cuenta con cientos de celdas, por lo que no pudimos visitar cada una de ellas.
Mi misión va más allá de tomar fotos. Debido a mi estatus de inspector externo, también tengo que reportar lo que veo a mis colegas. Por ejemplo, durante una visita a un centro de internamiento de extranjeros (Centre de rétention administrative CRA), mientras tomaba fotos, un detenido me indicó hechos de violencia que potencialmente se podían ver en las grabaciones de una cámara. Al final, resultó que era verdad. Yo también participo en las entrevistas y algunos reclusos me dicen qué celdas o lugares debería visitar.
Las misiones suelen durar cinco días, de lunes a viernes. Llegamos al sitio por la mañana, y la misión inicia por la tarde. Por lo general, terminamos el viernes a la hora del almuerzo con el reporte de las primeras observaciones. El primer día, hacemos la visita en compañía del guardia principal o del director de la institución, y luego nos presentamos al equipo. Cada inspector tiene sus propias áreas de control. Algunos se encargan de los deportes, otros se encargan del módulo de aislamiento o de las celdas disciplinarias. Soy casi el único, aparte del jefe de misión, que va a todas partes. Trato de hacerlo metódicamente; el método es importante. Una vez visitamos el centro penitenciario de Val-de-Reuil, era enorme, uno de los más grandes de Europa. Los guardias que trabajan allí caminan varios kilómetros al día y dicen que tardan varios meses en poder ubicarse. . Al principio, me dejaba llevar demasiado por mi intuición y al final terminaba corriendo para acabar a tiempo. Ahora que tengo más experiencia, abordo las cosas de otra manera. Me organizo de manera diferente según los lugares que debo fotografiar. Al final de la misión, cuando lo importante ya está hecho, puedo “pasear”. Entonces, y solo entonces, puedo dejarme llevar por mi intuición. Claro que una parte de mi trabajo consiste necesariamente en vagar. En ese tiempo en el que vago, también busco imágenes más allá de la simple ilustración.
Tengo ojo de fotógrafo, así que busco imágenes. Sin embargo, también pasan otras cosas: están las sensaciones. Pero dentro de nuestra misión, no podemos trabajar con sensaciones. Estamos ahí para ilustrar las cosas que vemos, los hechos. No puedo fotografiar los olores, así como tampoco puedo mostrar un clima de violencia en ausencia de rastros. Pero, por ejemplo, en Toulouse, un recluso acababa de recibir una puñalada en la mano. Ahí sí que la violencia era visible.