En el 2017, el Servicio de Gestión Penal Húngaro dio por finalizado el acuerdo de cooperación con HHC y les negó el acceso a las prisiones, luego de dos décadas de cooperación e innumerables visitas de control realizadas por la ONG. En la actualidad, ninguna ONG tiene acceso a las cárceles. Las iglesias y demás organizaciones religiosas tuvieron que suspender sus actividades en las prisiones. Debido a la falta de recursos y financiación adecuados, el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura no puede visitar suficientes prisiones (ha llevado a cabo 12 visitas de control en cárceles en los últimos cinco años). La Fiscalía supervisa la legalidad de las actividades de las instituciones penales y todavía sigue realizando visitas semanales en la mayoría de los centros. Sin embargo, siempre se ha cuestionado la efectividad de su control.
Los abogados pueden entrar a las prisiones para realizar consultas luego de que se les tome la temperatura. El director de la Penitenciaría Metropolitana de Budapest informó al Colegio de Abogados de Budapest de las siguientes medidas que afectan a los abogados: el personal de la prisión les toma la temperatura antes de que ingresen y les hace una serie de preguntas sobre su posible exposición a la COVID-19 de cuyas respuestas depende que se les acepte o deniegue el acceso; el abogado se comunica con su cliente por teléfono y con un acrílico de por medio; se desinfectan con frecuencia las salas que se utilizan para consulta; se solicita a los abogados que no entreguen documentación a sus clientes; también se les pide que se comuniquen con su clientes por teléfono o por Skype en lugar de acudir a la prisión.
El Servicio de Gestión Penal Húngaro le ha pedido a los familiares de los detenidos que “reduzcan el número de visitas al mínimo”. Sin embargo, las visitas aún se permiten, siempre que haya una pantalla de acrílico entre el recluso y sus familiares. Todas las prisiones están equipadas de dichas pantallas, sin que este hecho tenga relación con la epidemia. En efecto, en abril de 2019, las visitas con pantallas de por medio se convirtieron en la norma para todos los reclusos, sin importar los riesgos de seguridad que estos presenten; dicha medida, que impide todo contacto físico, como besos o abrazos, fue criticada duramente por las ONG.
Además, se ha reducido a dos el número de personas autorizadas por visita y el Servicio de Gestión Penal Húngaro ha solicitado a los detenidos que eviten iniciar visitas con sus familiares jóvenes o de edad avanzada. Se les permite hacer llamadas telefónicas o por Skype, aunque con limitaciones. Los abogados y familiares han presentado quejas, ya que no todo el mundo tiene acceso a dicha modalidad, en parte debido a la falta de suficientes recursos técnicos o económicos de las familias de los detenidos. Cabe resaltar que algunas instituciones han suspendido las visitas en vista de las restricciones vinculadas al toque de queda impuesto en Hungría el 27 de marzo de 2020, cuya reglas permiten a los ciudadanos salir de sus casas por motivos laborales o “esenciales” como comprar comida (e incluso ir a la peluquería), pero excluyen ir a visitar a un familiar a la cárcel como motivo autorizado para salir.
El 5 de abril de 2020, mediante decreto gubernamental, se establecieron medidas más duras en las prisiones, como por ejemplo:
- los reclusos recién llegados deben permanecer aislados por dos semanas;
- los reclusos recién llegados que presenten cualquier síntoma de COVID-19 serán trasladados al hospital;
- no se autorizan las salidas de las instituciones ni siquiera cuando un pariente cercano esté muriendo o para asistir a entierros.
También se ha informado al HHC que todas las capacitaciones y actividades de formación se han suspendido en las prisiones y que las actividades diarias pueden sufrir cambios, incluso la caminata de una hora al aire libre (la única actividad permitida fuera de las celdas). Para compensar las restricciones, se autorizó el uso del gimnasio sin costos y se colocó una televisión en cada celda. Además, el Servicio de Gestión Penal Húngaro estableció otras medidas de apoyo, como brindar a los reclusos información de manera continua y proporcionales equipos de protección personal.