Prison Insider. Estamos en la terraza de un bar, a unos pasos de su hogar, en un barrio del centro de Lyon. ¿Qué ocurrió esta mañana en su domicilio?¶
Sama. ESTA MAÑANA, estaba durmiendo en mi apartamento cuando me despertó la alarma del detector de incendios. Al abrir mi puerta, había llamas en el rellano. Alguien le prendió fuego a unas cajas de cartón que estaban frente a mi puerta. Tenía mucho miedo. No sé quién lo hizo, pero estoy casi segura que tiene que ver con las frecuentes amenazas de muerte de uno de mis vecinos. La última vez, sacó un cuchillo y me dijo: “sé una buena musulmana, si no te mataré”. Tras el incendio de esta mañana, llamé a la policía y decidí poner una denuncia.
¿Cree que estas amenazas y el fuego en el rellano de su piso tienen algo que ver con las persecuciones de las que fue objeto y que la obligaron a huir de Marruecos?¶
S. En el fondo, el odio es el mismo, ya sea en Marruecos o en Francia. Con la diferencia de que en Marruecos los que persiguen a las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans tienen la ley de su lado. El artículo 489 del Código Penal marroquí sanciona con penas de prisión de entre seis meses y tres años a las personas que cometen: “actos licenciosos o contra natura con un individuo de su mismo sexo”.
Yo viví en carne propia esta persecución de Estado, ya que me arrestaron y encarcelaron por mi orientación sexual, porque soy una mujer trans.
¿Cuándo y en qué circunstancias la arrestaron en su país?¶
S. Me arrestaron en mi ciudad, Marrakech, en diciembre de 2014. Aquella noche salí a cenar y, mientras esperaba un taxi para regresar a mi casa, unos policías me detuvieron brutalmente y me obligaron a subir a su coche sin darme ninguna explicación. Me quitaron mi teléfono móvil para que no pudiera avisarle a nadie y durante el trayecto me gritaron insultos homofóbicos como: “ustedes los maricones, están invadiendo Marruecos” o “los vamos a quemar a todos”. Luego me llevaron a custodia policial y me dejaron en una celda con unos veinte delincuentes. Yo gritaba “¡soy una mujer, no me encierre con ellos!”
Unos de los que estaban en esa celda, me tiraron al suelo y orinaron en mi cara; otros me violaron. Todo esto sucedió en frente de los guardias, que no hacían nada para evitarlo. No me dieron nada de comer ni de tomar durante dos días y cuando pedía agua, me respondían “puedes morirte, maldito maricón”.