— Publicado en el 1 de junio 2017.¶
Seyi Rhodes. “Fui a Haití básicamente para hacer este documental. Logré obtener los permisos necesarios a través de una mujer llamada Florence Elie (una defensora de los derechos humanos). Cuando le pedimos que expusiera las condiciones de las prisiones, ella nos invitó a venir. Yo estaba feliz de hacerlo y ella quería mostrar lo que pasaba allí. Por eso fuimos.
Durante las dos semanas del viaje —casi tres porque quedamos bloqueados por el huracán— pude visitar la penitenciaría nacional siete u ocho veces.
Después fuimos a la cárcel de mujeres, que ahora está cerrada. Pude ver las condiciones de esa prisión, el estado en que estaba todo. Una mujer que estuvo en ese lugar, y que ahora está libre, me describió las condiciones del lugar. Cabe mencionar que a pesar de que esta cárcel era más vieja, pequeña y caótica, muchas cosas funcionaban mejor.
También visité la nueva cárcel de mujeres construida por los Estados Unidos. Era literalmente impecable; blanca y azul. Parecía sacada de una película o de una serie como Orange is the New Black; tenía paneles solares en el techo, un gran espacio de baterías para almacenar la energía y un gran filtro de agua.
Viendo todo esto, era evidente que este lugar lo habían construido para remediar el problema de las fugas. Está diseñada para ser un lugar seguro a pesar de que el resto del país no lo es. Parecía obvio.
Las instalaciones estaban bastante bien. Las mujeres no estaban demasiado hacinadas y tenían espacio para moverse. Sin embargo, sigue siendo una prisión, por lo que permanecen todo el tiempo encerradas en las celdas. Había diferentes salas, lo que me llamó la atención, puesto que las viejas prisiones no suelen tener tantos espacios.
En estas instalaciones están prácticamente las mismas personas que han sido trasladadas de otras prisiones. Las condiciones son mejores. Hay menos posibilidades de morir en este lugar.
El acceso¶
Fue fácil acceder pero se debe prestar atención a quién se le hacen preguntas y cuándo. No era sencillo filmar. No podíamos hacer quedar mal a nadie.
Podíamos hablar con los reclusos mientras tuviéramos su autorización. Era difícil moverse en ese espacio reducido, incluso los guardias evitan ingresar a menudo. Hay uno o dos hombres que vigilan pero de lejos. A veces uno se siente inseguro. Los guardias colaboran con los reclusos para hacer que las cosas funcionen. Como resultado, hay lugares de la prisión a los que no van con frecuencia.
Y ahora…¶
Todavía mantengo contacto con BDHH, quien me comentó que ha observado un fuerte incremento de las enfermedades, sobre todo, cólera y tuberculosis. Ha habido un enorme brote de enfermedades infecciosas desde principios de este año y un número alarmante de muertes. Pienso que el documental sirvió para poner de relieve este tema y que las personas competentes sientan un poco más de presión. Igual, aún queda mucho por hablar sobre este asunto.
Antes nadie pensaba, hablaba o se interesaba en este tema. Creo que ahora la gente conoce y entiende las terribles condiciones de reclusión que existen en las prisiones de Haití. Todos saben que son más que aterradoras y que el sistema de justicia penal no funciona en absoluto. Esto es en cierta forma un progreso, ya que antes solo se trataba de alejar a las personas de la sociedad y olvidarse de ellas.
Desde mi punto de vista, la prisión de hombres está completamente vetusta. Se necesita una cantidad de dinero considerable para construir nuevas instalaciones. Sé que es difícil para el país tener que enfocarse en este asunto, pero en realidad es necesario, ya que la infraestructura de estos establecimientos no está en capacidad de soportar la cantidad de reclusos que tienen. Hay terrenos disponibles para construir, pero primero tienen que pensar en hacerlo.
Es necesario trasladar a los reclusos a otras instalaciones. Pienso que uno de los principales problemas es la comida. Pero de nuevo, es difícil para Haití tener que pensar en alimentar varias veces al día a las personas que se encuentran encarceladas. La mayoría de problemas y enfermedades surgen debido al hacinamiento y a la desnutrición. Enfermedades como el cólera, la tuberculosis y la escabiosis se propagan fácilmente. Si se arreglaran las infraestructuras y cada persona pudiera al menos tener una cama, esto solucionaría muchos problemas. Aún seguiría existiendo el problema de la prisión preventiva, que no soluciona nada, pero al menos las personas no morirían a la espera de un juicio. Este es otro de los temas que requiere una inversión considerable.
Haití necesita organizar su sistema de registro. Todo el sistema judicial debería ser informatizado. Mantener los registros en papel no tiene ningún sentido. Las posibilidades de perder indefinidamente todos los registros son muchas: huracanes, terremotos, corrupción, etc. Todo puede pasar. Por ejemplo, desde el terremoto, cuando el tribunal quedó destruido, muchos expedientes se perdieron”.