Líbano: así trascurren los días

Me levanto todos los días a las 5:30 a.m. Lo primero que hago es tomar mi tratamiento (que debo tomar antes de comer). En seguida me tomo un café y desayuno, antes de tomar otro medicamento (que se toma después de comer). Como trabajo como mesero y conserje, luego debo pasar por las oficinas de la dirección para hacer la limpieza.

Más tarde, como a eso de las 6:30 a.m., despierto a todos los que tienen audiencia en los juzgados para que se puedan preparar y salir a las 7:30 a.m. Yo salgo al mismo tiempo que ellos para caminar un poco y jugar con dos gatos que permanecen allí, uno de ellos se llama Fox.

A las 8:30 a.m. voy a la planta baja para recibir la comida (el pan y las frutas para el desayuno). A veces espero con los jóvenes que trabajan conmigo a que lleguen los alimentos. Durante ese tiempo, hablamos de cosas divertidas. Cuando llega la comida, debo hacer tres viajes a las oficinas para poder distribuirla. Yo distribuyo el pan y las frutas, y mi colega Walid se encarga del resto.

A eso de las 10:00 a.m., me dirijo a mi segundo empleo en una asociación (la única asociación activa en el establecimiento), en la que trabajo hasta que llega la hora de distribuir el almuerzo en las oficinas.
Apenas termino el trabajo en la asociación, es el momento de la llamada telefónica (casi nunca llamo a mis padres durante la semana, salvo los viernes y los domingos, los días que me lo permiten). En seguida, llegan las verduras que Walid y yo tenemos que distribuir en las oficinas.

Más tarde se hace el conteo.

Las tareas se suceden hasta que llega la noche y, con ella, una verdadera lucha.

Para matar el tiempo, Abou Ibrahim ─un hombre de unos sesenta años que trabaja con nosotros y cuya vida inmensamente trágica dejaría a cualquiera sin palabras─ y yo jugamos a las cartas (al juego de “14”). También aprovecho el tiempo libre para hacer dibujos de caligrafía árabe. Durante mi reclusión, he realizado una decena de dibujos, además de unos cuadros artísticos. En Roumieh, he aprendido a dibujar con un tipo de pintura especial que he elaborado a partir de desechos, verduras y productos de limpieza, mi marca de fábrica.

Cuando acabo, ya son las 23:30, hora de ir a dormir; el día se termina. Así pasan los días uno tras otro.

Desde mi arresto, hace más de siete años y medio, mi proceso sigue pendiente, y no sé cuánto tiempo más durará; tal vez nunca lo sabré.