Los trabajos de renovación de la Maison d’arrêt de La Santé, en el centro de París, fueron la ocasión ideal para “pasar del otro lado del muro”. Esta cárcel, inaugurada el 20 de agosto de 1867 y cuyo nombre proviene de la calle en la que se encuentra ubicada, presenta una arquitectura singular, condicionada por la filosofía penitenciaria de la época, cuando se pidió al arquitecto Emile Vaudremer que creara espacios pensados para dos modos de reclusión diferentes.
Para ello, el arquitecto utilizó hábilmente la pronunciada cuesta del terreno y construyó el Quartier Haut (módulo alto), destinado únicamente para el aislamiento nocturno de los reclusos, y conformado por edificios rectilíneos organizados en cubos, denominados bloques. El Quartier Bas (módulo bajo), ubicado en la parte inferior y conectado por varios pasillos y una pequeña rotonda, fue construido para el aislamiento permanente de los internos. Este módulo está compuesto por cuatro edificios, llamados divisiones, que están dispuestos en forma de cruz y convergen alrededor de una rotonda central, aplicando el modelo panóptico. Por su parte, los edificios de la administración se alínean a lo largo de la calle de la Santé.
Actualmente, se están realizando grandes cambios en la prisión —abandonada durante varios años— con el fin de responder a las exigencias de la modernización. El módulo alto se reconstruirá por completo, mientras que en el módulo bajo solo se harán algunas renovaciones. Las fotografias presentadas, extraidas de un trabajo en curso, fueron tomadas entre mayo y diciembre de 2015.
Por una representación del silencio y del vacío, de las perspectivas o de la falta de ellas, de los puntos de vista y de las miradas, trato de mostrar los lugares y objetos tales como los he descubierto, justo antes de su desaparición. A través de ellos, intento ver lo invisible, decir lo indecible.
Lény Stora