Hans Claus. Rescaled nace de una serie de factores que hemos observado en Bélgica, donde se originó el proyecto: la tasa de encarcelamiento es de 100 personas detenidas por cada 100 000 habitantes, lo que nos ubica en la media a nivel europeo; el uso de la prisión preventiva es significativo, ya que el 33% de los reclusos está en espera de juicio; las instalaciones están en mal estado (más de la mitad data del siglo XIX), y la tasa de reincidencia se eleva al 60%. Bélgica no invierte lo suficiente en el seguimiento de los reclusos y gasta la mitad de lo que gastan los Países Bajos, por ejemplo. Europa nos ha condenado varias veces por el hacinamiento en las cárceles y el trato degradante de los reclusos.
Todo esto se explica, entre otras cosas, por el hecho de que en el siglo XIX Bélgica era un estado vanguardista en materia penitenciaria, y probablemente creímos que el asunto estaba resuelto para siempre. Sin embargo, podemos afirmar que durante los últimos 40 años ha habido un estancamiento y una falta de inversión.
**En 2010, el Gobierno decidió aumentar la capacidad penitenciaria en respuesta al hacinamiento en las prisiones. ¡Varios criminólogos se sorprendieron al ver que las “nuevas” prisiones eran copias de prisiones panópticas del siglo XIX! **
De ahí nace el movimiento denominado “casas”, para proponer un modelo alternativo. El concepto de “casa de detención” es el resultado de dos años de estudio multidisciplinario sobre criminología, arquitectura, economía y filosofía, en el que han participado periodistas, investigadores y políticos. La “casa de detención” es pequeña, con una capacidad para máximo treinta personas, cuenta con distintos regímenes de seguridad, ofrece diversos programas, y está arraigada en la sociedad, en la ciudad, y no en su periferia.
Esperamos que este nuevo modelo reemplace el viejo paradigma de encarcelamiento convencional en cárceles.