Lo que a primera vista parece ser un suceso puntual, revela, a través de un ciclo de violencia, los disfunciones del sistema penitenciario ucraniano.
Ukraine Without Torture, el corresponsal de Prison Insider en Ucrania, explica que las condiciones de detención son extremadamente duras.
Los reclusos no tienen acceso al agua en los asentamientos 21 y 51. Tienen que manejar por si mismos la dependencia a narcóticos, sin recibir apoyo profesional, a pesar para muchos ésta fue la razón por la cual fueron encarcelados en primer lugar. Los supervisores de las colonias 21 y 51 saben que los presos ocultan drogas y alcohol en las celdas y utilizaron esto como excusa para realizar un cacheo de las celdas y atacarlos luego del asesinato de su colega.
Para el Ministerio de Justicia, la falta de dinero es la causa de las malas condiciones de trabajo y detención dentro de los recintos penales. Según la fiscalía, es una falta de respeto de las normas de seguridad. A los ojos de nuestro corresponsal, el problema es más amplio que eso. Los puestos de guardián son en gran parte otorgados a mujeres, incluso en las cárceles masculinas, porque es un trabajo mal pagado que sólo los hombres pueden darse el lujo de rechazar.
El personal no está formado al respeto de los derechos humanos ni de las normas de seguridad básicas.
El recluso acusado de asesinar a la inspectora del Servicio Penitenciario Estatal tenia acceso a varias herramientas, incluyendo un hacha, en sus horas de trabajo. Ukraine Without Torture hace hincapié en la necesidad de reformar profundamente este sistema penitenciario obsoleto, heredado de la era soviética: lo que ocurrió la prisión de Odessa podría repetirse en cualquier otra colonia del país.