ML. La penalización es de lejos el principal riesgo que denuncian los defensores y defensoras de los derechos humanos. Esta práctica es común a todas las regiones, y se aplica tanto a las personas que defienden los derechos de los migrantes, los refugiados y los pueblos autóctonos, como a aquellas que luchan por el medioambiente, la buena gobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas.
En los contextos en los que la legislación se ha redactado de manera amplia y vaga en torno a la seguridad del Estado y la lucha contra el terrorismo, la penalización es el arma principal. Las personas que defienden los derechos humanos se acusan de apoyar el terrorismo y de representar un riesgo para la seguridad de la nación al denunciar las violaciones de los derechos humanos perpetradas por el Estado. En todo el mundo, vemos cómo los países introducen leyes cada vez más restrictivas, que limitan el margen de maniobra de los defensores y defensoras de los derechos humanos.
La segunda tendencia que he observado es el recrudecimiento de las violaciones de los derechos de las mujeres y las personas LGBTQI y el aumento de las agresiones en contra de quienes defienden sus derechos. En este caso también, la observación es válida para todas las regiones del mundo.
Uno de los elementos que más me sorprendió al asumir mi mandato fue la subrepresentación de casos provenientes de África subsahariana en los Procedimientos Especiales durante los últimos diez años. Con el fin de abordar este punto, estamos contactando de manera proactiva con las personas que defienden los derechos humanos en África y motivándolas a que usen el mandato como herramienta de protección. Desde hace cuatro años, venimos organizando reuniones en línea para presentarles el mandato, escuchar sus historias y definir la manera en que podemos serles de mayor ayuda. En junio, por ejemplo, nos reunimos con varias mujeres defensoras etíopes para saber cómo las afecta la violenta represión a la que se somete la sociedad civil, y cuáles son las consecuencias específicas para el género. Después de las reuniones, si las personas lo desean, publico un artículo en las redes sociales sobre su labor para mejorar su visibilidad. En noviembre, realizaré una visita a Sudáfrica y Ghana para asistir a dos reuniones de defensores y defensoras de toda la región. Esta será la ocasión ideal para explicarles de qué forma este mandato puede serles útil y animarles a que nos den más detalles acerca de las amenazas específicas a las que se enfrentan sus derechos humanos.