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Entrevista

Alemania: ni libres ni reclusos

Hospitales psiquiátricos penitenciarios: la prisión que no dice su nombre

La población carcelaria alemana ha disminuido desde 2004. Sin embargo, el número de personas privadas de libertad no sigue la misma tendencia, pues cerca de 13 000 personas están internadas en hospitales psiquiátricos penitenciarios, destinados a las medidas de tratamiento obligatorio. El internamiento en estos establecimientos suele prolongarse y, en ocasiones, puede exceder los diez años.

Pascal Décarpes, criminólogo e investigador, trabaja para el Nationale Stelle zur Verhütung von Folter, el Mecanismo Nacional de Prevención (MNP) alemán. Prison Insider le ha formulado tres preguntas.

Prison Insider. El sistema penitenciario alemán se presenta como un modelo a seguir. ¿Qué piensa al respecto?

Pascal Décarpes. No considero que el sistema alemán sea un éxito. Según las últimas estadísticas oficiales, las prisiones alemanas cuentan con 56 557 personas, un poco menos que en Francia, en donde hay 72 000. Si bien a menudo se estima que las cifras son “correctas”, el sistema penitenciario alemán suele sobrestimarse. En Alemania, más de 13 000 personas condenadas por un delito se encuentran en hospitales psiquiátricos penitenciarios, conocidos como “hospitales forenses”. Estas personas, internadas por orden judicial, no forman parte del sistema penitenciario y, por lo tanto, no se incluyen en las estadísticas ─aunque puedan pasar más tiempo en el hospital del que pasarían en prisión─.

Evitar que las personas con problemas mentales vayan a prisión es algo positivo. No obstante, el sistema falla en lo que respecta la ejecución de las medidas. Las personas ingresan en estos hospitales por periodos indeterminados y solo pueden salir si un médico concluye que no hay riesgo de reincidencia y si un juez coincide con esta opinión. En caso de que alguno de los dos determine lo contrario, las vías de recurso son casi nulas. Y, de todas maneras, las personas internadas, vulnerables mentalmente y aisladas de la sociedad, no tienen los recursos para apelar la decisión.

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En 2021, Prison Insider publicó un análisis sobre la atención que se brinda, tanto en prisión como en el hospital, a las personas con problemas mentales.

Leer "Alemania: la locura del encierro"

PI. ¿Qué diferencia hay entre los hospitales forenses y los centros penitenciarios?

PD. La atención en los hospitales es mejor que en la prisión. Las personas se alojan en habitaciones dobles o individuales, cuentan con un plan de tratamiento individual, reciben los cuidados necesarios y pueden participar en actividades socioterapéuticas.
Sin embargo, los hospitales forenses no son inmunes al problema de la sobrepoblación y la falta de personal. Tanto la cantidad de personas que ingresan en estos establecimientos como la duración del internamiento han aumentado. Hoy en día, una persona pasa en promedio ocho años en un hospital psiquiátrico penitenciario, el doble de hace veinte años. Esto significa que hay mayores necesidades, el problema es que los recursos financieros y humanos no están a la altura. La cantidad de personal sanitario cualificado es insuficiente, por lo que los establecimientos contratan a agentes de seguridad de empresas privadas que trabajan en conciertos y discotecas. Estas personas no tienen ninguna cualificación en salud mental y solo reciben una formación de uno o dos días o, en ocasiones, realizan una práctica de unas cuantas semanas con un profesional de la salud.

La falta de personal sanitario también hace que se recurra con mayor frecuencia a soluciones, en teoría, excepcionales, como las medidas de aislamiento, que cada vez duran más tiempo, incluso varios meses, sin que haya un control de un juez.

Así que, lo que hacemos es esperar hasta que las personas, físicamente, dejen de representar un peligro para la sociedad. Es solo entonces que aceptamos liberarlas.

PI. ¿Cree que la situación puede cambiar?

PD. Los poderes públicos pretenden aumentar el número de plazas en los hospitales forenses. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto trae consecuencias para las prisiones, ya que cuanto más se invierta en los hospitales, menos psicólogos y psiquiatras habrá en los centros penitenciarios.

Por supuesto que hay que contratar y movilizar a más personal de salud, pero también hay que dejar de internar a tantas personas en los hospitales forenses.

A largo plazo me gustaría que retomáramos el enfoque de psiquiatría social en medio abierto que existía en los años 70. 1 La mitad de las personas internadas en los hospitales forenses no tienen nada que hacer entre cuatro paredes y, en su lugar, podrían recibir atención fuera de estos establecimientos. No olvidemos que la reclusión aísla, agrava la condición de estas personas y deteriora su salud física y mental.

La sociedad aspira al “riesgo cero”, el problema es que este no existe. Así que, lo que estamos haciendo es tomar precauciones y esperar hasta que las personas, físicamente, dejen de representar un peligro para la sociedad. Es solo entonces que aceptamos liberarlas.

  1. La psiquiatría social se concentraba en identificar los factores sociales que podrían causar los trastornos mentales, en particular, las relaciones familiares y sociales y las condiciones sociopolíticas. Bajo un mismo techo se ofrecían diversos servicios ambulatorios, como psiquiatría social, centros de asesoramiento, centros de día, viviendas tuteladas, etc. ↩

Entrevista realizada por Manon Lhopital

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