MJ. Tengo mi propio concepto de normalidad, así que diría que no, no es posible, por muchas razones que tienen que ver con la administración penitenciaria. Primero que todo, tendríamos que ponernos de acuerdo sobre la definición de “normalidad de los vínculos familiares”. Por ejemplo, someterse a las autoridades de la prisión durante las visitas colectivas, ver a sus padres perder una parte de su identidad cultural, debido al uso del uniforme que imponen algunos establecimientos, y acostumbrarse a la presencia de un guardia en la sala de visitas son factores que influyen tanto en el comportamiento de los niños como de los padres.
El entorno carcelario y sus reglas impiden sostener relaciones normales. Sin embargo, sí es posible mantener un vínculo normal.
Las relaciones “normales” consisten en ir a comer un helado, pasar tiempo solos, tomarse el tiempo de hacer cosas juntos y de hacerlas en cualquier momento. Los niños que vienen a las visitas colectivas, solo pueden venir los miércoles y no cuando quieren hacerlo. Y esto es agotador para ellos, agotador emocionalmente. Los niños ven a sus padres cada quince días durante una hora y en presencia de otras personas. Por ello, no podemos hablar de normalidad.
A pesar de todo, las visitas se mantienen durante las fiestas, como, por ejemplo, en Año Nuevo y Pascua. En Navidad no es posible por falta de personal. En estas visitas puede estar presente el otro progenitor y se pueden hacer fotos, lo que permitirá tener objetos y recuerdos concretos para el futuro. Si bien esto les permite pasar momentos especiales con sus familias, la verdad es que los niños no se encuentran en sus casas, y la prisión no es un lugar en el que se sientan seguros.
La importancia de las fiestas es que estas marcan una temporalidad. Los niños tienen una percepción muy particular del tiempo y es esencial ayudarle a puntualizarla. El hecho de organizar “visitas festivas” permite que los encuentros sean significativos y que toda la familia sea importante. La temporalidad es muy necesaria para que las relaciones entre padres e hijos tengan un poco de normalidad.