AF. Visitamos diariamente los centros penitenciarios de Bruselas. Por lo general, seguimos entre 80 y 90 pacientes, privados de libertad o no. La solicitud de seguimiento solo puede provenir de la persona interesada, pero la idea a menudo la inculca la familia o el abogado. Independientemente de las motivaciones de la persona, siempre tratamos de construir un proyecto real a partir de la solicitud.
Adoptamos un enfoque de atención global, por lo que cada persona es seguida por un psicólogo y un trabajador social. Al principio, las personas pueden mostrarse reacias y percibir este apoyo como “obligatorio”. No obstante, es una oportunidad para que se beneficien, a veces por primera vez, de la atención. El juez también interpreta esto como una señal de compromiso con la atención y la reinserción.
Nuestro trabajo consiste en crear un vínculo y ayudar a las personas a comprender qué las llevó a consumir drogas. Al principio, los pacientes tienden a negar o trivializar sus adicciones y a menudo son incapaces de expresar con palabras sus sentimientos y su sufrimiento. Sin embargo, a lo largo de las entrevistas, van comprendiendo que pueden hablar de ciertos temas que nunca se han atrevido a abordar y que esto puede ayudarles. Este paso es esencial porque existe una estrecha relación entre la capacidad de nombrar lo que uno está experimentando y la capacidad de controlar sus propios impulsos.
Es imposible tratar la adicción a las drogas sin tener en cuenta otros factores como la precariedad o la ruptura de lazos con los seres queridos debido al encarcelamiento. También hay, a menudo, una disfunción dentro del núcleo familiar y dificultades para establecer relaciones. Por lo tanto, es esencial recrear o mantener el vínculo con el círculo familiar y, en general, con el entorno externo.
Del mismo modo, es necesario aprovechar los vínculos que se crean en prisión. Si bien esta suele describirse como un lugar de desintegración, también es un entorno social en el que se forjan nuevos vínculos.
El aspecto médico tampoco debe descuidarse en el tratamiento de las adicciones. Aunque nuestra asociación no cuenta con médicos, hacemos todo lo posible por colaborar con ellos, sobre todo para que las personas a las que seguimos puedan beneficiarse de los tratamientos de desintoxicación. En los establecimientos sanitarios, las personas en conflicto con la ley suelen sufrir de discriminación y más aún cuando entran en juego problemas de adicción.
Ponemos mucho énfasis en la colaboración. Por el bien de nuestros pacientes, es importante que podamos comunicarnos con los profesionales de la prisión que los conocen. El vínculo con el personal penitenciario es crucial, ya que están en contacto diario con los reclusos y muchas veces son los primeros en reportar los problemas de adicción. Pueden ser facilitadores o, por el contrario, creadores de sufrimiento y dificultades.
Algunos guardias acogen muy bien nuestras intervenciones, otros no tanto. El enfoque depende de cada uno de ellos. Su posición tampoco es obvia porque venimos de dos mundos opuestos. A diferencia de la administración penitenciaria, Ambulatoire Forest no depende del poder judicial.