Capturé esta imagen en el módulo femenino de una prisión de África Occidental. La he elegido porque ilustra varios elementos que tienen que ver con la fotografía, con los derechos humanos, y con el uso de cámaras de vigilancia en prisión, que es un tema del que es necesario hablar.
Primero que todo, hablaré del aspecto fotográfico. Para capturar esta imagen, decidí ponerme en cuclillas, pues el hecho de situarnos en un plano inferior con respecto a las personas, nos permite darles poder y fuerza, incluso a las más vulnerables. A menudo, posicionamos la cámara por encima de los sujetos, lo que los hace parecer más pequeños y acentúa su condición de víctimas. Por lo tanto, el ángulo que elegimos es muy importante. El segundo elemento fue la puerta, y la luz detrás de ella. Al capturar el momento en el que la mujer abrió la puerta, pude evocar una historia de esperanza. Como espectadores, proyectamos a las personas en un espacio y un tiempo. Pero para que esto sea posible, tenemos que dejarles un espacio en la imagen para que puedan moverse. El espacio que elegimos dar a las personas en nuestras imágenes, el lugar de la luz y su orientación marcan una verdadera diferencia. Incluso en las circunstancias más difíciles, estos elementos nos ayudan a narrar historias esperanzadoras (o no) sobre los derechos humanos. A mi parecer, lo más importante es ser transparente en nuestros actos e intenciones.
Mi trabajo fotográfico, y esta imagen en particular, toma en consideración una serie de aspectos de la defensa de los derechos humanos y de las técnicas de entrevistas informadas sobre el trauma. Una fotografía no es solo un momento, sino un proceso que requiere preparación para comprender el contexto y a las personas que vas a fotografiar. Además, necesita un seguimiento. Cuando decides capturar una imagen, debes considerar algunos elementos específicos para encuadrar la situación:
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Seguridad. La seguridad física y psicológica de la persona que vas a fotografiar y la tuya. ¿Te sientes cómodo? ¿Es un buen momento? ¿El lugar es adecuado? Tienes que prestar atención a las señales verbales y no verbales.
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Control. La persona que vas a fotografiar necesita estar en control de la situación. Debe saber que tiene la opción de quedarse, de irse o de retirar su consentimiento en cualquier momento.
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Escucha. Tu fotografía debe plasmar la historia que te ha contado la persona, para que sepa que le has prestado atención. Debes decirle “Quiero estar seguro de que te he comprendido” y usar sus propias palabras: “tú dijiste…”
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Cierre. Debes terminar el proceso con claridad y ser transparente sobre lo que sucederá luego.
Esto me trae de vuelta al tema del monitoreo. Muchos organismos de supervisión de los establecimientos penitenciarios se encuentran frente al dilema de si deben o pueden llevar o no cámaras durante las visitas. A menudo, nos limitamos a fotografiar las condiciones materiales y no a las personas porque es más fácil y no plantea problemas de ética o de consentimiento, por ejemplo. Sin embargo, hay muchas otras cosas importantes en prisión además de las condiciones materiales. Si tenemos claro lo que queremos lograr con las fotografías y la manera en la que revelaremos estas imágenes, de forma ética y segura, todos podríamos ayudar a relatar historias más enriquecedoras e impactantes.