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Estados Unidos: terrores nocturnos en prisión
Los muros de la prisión las ocultan, pero no las curan
Las personas con trastornos mentales están sobrerrepresentadas en prisión, a veces de manera alarmante. Aislamiento, violencia, falta de privacidad, inseguridad… El entorno penitenciario puede agravar la angustia mental
Desde siempre, Kyle ha frecuentado hospitales psiquiátricos, mucho antes de convertirse en adulto, mucho antes de ser arrestado. Según sus propias palabras, toda su vida ha luchado con la idea de “estar loco” y esto no se detuvo en prisión.
Kyle H., quien ha estado encarcelado desde 2001 y está cumpliendo cadena perpetua en el River North Correctional Center, en el estado de Virginia, narra con valentía cómo transcurre un día normal, cuando las voces en su cabeza no cesan y se convierte en un extraño para sí mismo. 1
Kyle nos escribió una carta. Nos dijo: ”Esto no ocurre todo el día ni todos los días. Algunos días son buenos, otros son malos. ¿Cómo podría describir esto de tal manera que cualquiera pueda entenderlo?” Podrá encontrar más información sobre su petición de ayuda al final de este testimonio. ↩
Solo sé que dormir no es un refugio para mí; nunca lo ha sido.
A veces pierdo dos o tres horas y no tengo idea de dónde he estado.
"Seguridad, no terapia", ese es el camino aquí. Siento que la armadura vuelve a su lugar.
Para saber más
Kyle adjuntó una carta a su testimonio. A continuación, encontrará extractos de su carta y un enlace para ponerse en contacto con él.
“Me han medicado con diversos grados de éxito y he conocido a uno o dos terapeutas a los que realmente les interesa mi caso como para tratar de curarme. Cuando la medicación funciona, puedo usar las herramientas que esos pocos psicólogos competentes me han dado para evaluar mis acciones pasadas y los procesos de pensamiento aberrantes que me ocurren. Puedo ver que algo anda mal, que ‘la gente normal no piensa así’.
(…) ¿Cómo le explico que sé que estoy dañado y que mi percepción de la realidad está fracturada? ¿Que, si bien, a menudo soy capaz de discernir la diferencia entre lo que es real y lo que es el producto de una psique fracturada, sigo siendo víctima de un paisaje destrozado en mi mente, donde puedo ver el mundo a través de una lente rota sin siquiera saberlo?
(…) Este testimonio es un relato de un día que tuve a principios de este año y sobre el que escribí en mi diario. Le dará una visión muy precisa de cómo funcionan los servicios de salud mental aquí y de cómo han sido durante los últimos 19 años en que he estado encarcelado.
(…) Todos los que han estudiado mi caso, han dicho que no debería estar en prisión de por vida, que al menos debería estar en un centro de salud mental. Es genial que digan eso, pero hasta la fecha nadie ha hecho nada para que eso pase, y yo no puedo hacerlo. He agotado todo lo que puedo hacer desde aquí. Mis únicas esperanzas se encuentran fuera de los muros.”