MDM. La reducción de riesgos es muy importante para Médicos del Mundo. Es un tema al que le hemos dedicado mucho trabajo en el exterior y que nos preocupa mucho en prisión. Lamentablemente, no existe un programa similar dentro de la prisión de Nantes. Si bien la ley de modernización del sistema de salud ha reavivado el interés por la reducción de riesgos en prisión, actualmente no existe la obligación de implementarla. De hecho, aún no sucede en la prisión de Nantes, ni a nivel nacional.
Si existe algún programa de reducción de riesgos en una prisión, es sin duda porque un profesional decidió arriesgarse. Tales iniciativas pueden provenir de los médicos de la unidad de salud que, por ejemplo, recetan jeringas para que no se castigue a los reclusos si se llegara a encontrar una en una en su celda. Los CSAPA y los CAARUD pueden proporcionar este tipo de material. En este caso, es importante entender que la administración penitenciaria colaboró con la iniciativa. Aunque es alentador ver que la gente está implementando este tipo de programas, existe el problema de la falta de continuidad. El día en que el médico que distribuye jeringas en una institución penitenciaria se retira, todo el mecanismo de detiene. Esto realmente plantea la cuestión de la sostenibilidad de estas iniciativas.
En el marco de nuestras acciones, organizamos la visita del director de la institución de Nantes a la prisión de Champ-Dollon, en Suiza, donde la reducción de riesgos está bien establecida. Queríamos mostrarle que el programa funciona y que no hay obstáculos insuperables para su implementación. Además, queríamos que se diera cuenta de que esto no solo beneficia a los reclusos.
En Champ-Dollon, fueron los mismos guardias quienes lanzaron esta iniciativa. Querían protegerse del riesgo de infección en caso de tener contacto con el equipo.
La reducción de riesgos a menudo estigmatiza. Nos gustaría ayudar a los equipos a implementarla en la prisión de Nantes, pero quisiéramos hacerlo de manera adecuada. Inicialmente, pensamos que no deberíamos centrarnos solo en el intercambio de jeringas, ya que es un tema que podría considerarse demasiado sensible. Además, existen otras formas de reducir los riesgos, ya que estos no solo se derivan de la inyección de productos. También podemos pensar en salud sexual, tatuajes, perforaciones, etc. En Nantes, los reclusos no reciben preservativos a pesar de que la norma contempla su distribución.
En Francia, la única medida que se usa en la práctica es la distribución de lejía dentro del kit que la administración penitenciaria le entrega a los reclusos a su llegada. Esto no es suficiente, para nada. La lejía se diluye al 12 % para limitar cualquier riesgo de intoxicación y de suicidio por ingestión, y nada prueba que una concentración tan baja permita desinfectar correctamente algún objeto.