Condenas a muerte¶
Entre 2019 y 2020, el número de condenas a muerte pasó de 103 a 77. Proyecto 39A estima que esta reducción podría deberse, en parte, a la desaceleración de las actividades judiciales durante la pandemia de la COVID-19. Casi el 60 % de las sentencias dictadas en 2020 se pronunció antes de la adopción de las primeras medidas sanitarias.
En 2018, los tribunales de primera instancia condenaron a la pena capital a 162 personas; la cifra más alta en 19 años. La mayoría de las condenas a muerte se pronunciaron en el estado de Madhya Pradesh (22 de 162). La imposición de esta pena en primera instancia disminuyó un 67 % en 2019 en comparación con el año anterior.
Todas las condenas a la pena capital se revisan en cada nivel de los órganos jurisdiccionales, hasta el Tribunal Supremo. La mayoría de estas penas se conmutan por cadena perpetua durante el proceso judicial. En 2018, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia en tres de los catorce casos que se le presentaron.
La ley prohíbe la pena capital para los menores de 18 años al momento del delito. En su informe de 2016, Proyecto 39A explicó que 18 personas condenadas a muerte afirmaron haber cometido la infracción antes de alcanzar su mayoría de edad, y señaló que a menudo es difícil defender la minoría debido a la falta de documentos oficiales.
En 2019, gran parte de las penas capitales se impusieron por homicidio acompañado de delitos sexuales (53 %), homicidio (27.5 %) y terrorismo (9 %).
Una enmienda a la Ley POCSO (Protection of Children from Sexual Offences Act) de 2012 añadió, en 2019 y más tarde en 2020, la posibilidad de condenar a muerte a los culpables de violación de un menor. Casi el 65 % de las condenas dictadas por los tribunales de primera instancia en 2020 referían a casos de violencia sexual, la proporción más alta en los últimos cinco años.
Ejecuciones¶
En 2020, se registró la ejecución de cuatro hombres condenados a la pena capital por la violación en grupo y el homicidio de una joven en 2012. Se trata de las primeras ejecuciones desde 2015.
Personas condenadas a muerte en espera de su ejecución¶
Se desconoce la media de tiempo que transcurre entre la sentencia y la ejecución. Según las estimaciones de 2016 de Proyecto 39A, las personas cuyas apelaciones están pendientes de dictaminar por el Tribunal Supremo, señalaron pasar en prisión un periodo medio de más de seis años; aquellos cuya solicitud de indulto presidencial fue rechazada, señalaron un período medio de casi 17 años; el periodo más largo es de 25 años.
En 1983, el Tribunal Supremo estimó ilegal exceder un periodo de dos años entre la imposición de la pena y la ejecución (T.V. Vatheeswaran v. State of Tamil Nadu). Más tarde, en 2014, se impuso un plazo de 14 días entre la notificación del rechazo del indulto presidencial y la ejecución para facilitar la visita de los familiares (Shatrughan Chauhan c. Union of India). Sin embargo, Yakub M. fue ahorcado en 2015, pocas horas después de que el Tribunal Supremo rechazara su último recurso.
Indultos y conmutaciones¶
El presidente de la República y los gobernadores de los estados tienen la potestad para conceder indultos. Si bien las personas condenadas a muerte pueden presentar solicitudes de indulto individuales, el procedimiento puede durar varios años. La demora excesiva o injustificada de las respuestas se reconoce como una forma de tortura y puede constituir motivo de conmutación. Proyecto 39A señaló que, en 2016, el presidente de la República rechazó la solicitud de 28 personas siete años después de su presentación.
Las conmutaciones de pena pronunciadas por el Tribunal Superior y el Tribunal Supremo disminuyeron entre 2019 y 2020: de 58 a 22, y de 16 a 4 respectivamente. Esta disminución, al igual que la de las condenas, podría deberse en parte a la desaceleración de las actividades judiciales durante la pandemia de la COVID-19.