Las personas condenadas a muerte, que pueden recluirse en cualquier prisión, declaran ser transferidas con regularidad de un centro a otro. Si bien la mayoría están separadas del resto de la población carcelaria, este no es el caso en la prisión de Lapas Narkotika, reservada para personas condenadas por delitos de drogas.
El índice de ocupación difiere mucho de una prisión a otra. En enero de 2019, la prisión de Batu, que alberga exclusivamente a condenados por terrorismo o importantes narcotraficantes, contaba con 106 reclusos para 700 plazas disponibles, un 15 % de ocupación. Por otro lado, la de Kerobokan es la prisión de mayor ocupación del país, con un 512 % de ocupación (en abril de 2019 contaba con 1653 reclusos para 323 plazas).
Las condiciones materiales, al igual que el régimen de reclusión, también dependen en gran medida del centro penitenciario, de su nivel de seguridad (mínimo, medio, máximo y súper máximo) y de su índice de ocupación.
Alojamiento. Las celdas de las prisiones de Lowokwaru y Makassar miden doce metros cuadrados. En Lowokwaru, hay cuatro reclusos por celda y en Makassar, entre nueve y once. Las celdas de Tangerang son más grandes y albergan unas treinta personas.
Los reclusos de las prisiones de súper máxima seguridad deben, por ley, estar en celdas individuales. Esta medida se aplica en Batu, pero no en Lapas Narkotika, en la que los reclusos comparten dos tipos de celdas: algunas para 30 personas y otras para dos o cuatro.
Si bien la luminosidad de las celdas se considera adecuada en la mayoría de las prisiones, en Lapas Narkotika se estima insuficiente debido al pequeño tamaño de las ventanas. De manera general, las celdas disponen de sanitarios, y los reclusos son responsables de su limpieza, así como la de las duchas.
Los condenados a muerte informan que, en la mayoría de casos, en las celdas hay colchones, aunque no siempre de buena calidad. Las familias y organizaciones religiosas suelen proporcionar ropa de cama y productos de higiene como jabón, cepillos de dientes, champú, etc. En la prisión de Lapas Narkotika, algunos reclusos afirman no tener mantas. Las personas condenadas a la pena capital pueden tener solo algunas prendas, ya que no tienen espacio para guardarlas. Los efectos personales como ropa, fotos, cartas, etc., son robados o quemados en cada traslado.
Alimentación. Las raciones de alimentos son exiguas y su valor nutricional insuficiente. Los reclusos pueden recibir paquetes de alimentos para compensar esta carencia, excepto en la prisión de Batu. Esta prohibición afecta particularmente a los extranjeros y a los reclusos que reciben pocas visitas. Un extranjero condenado a muerte explicó que la comida de la prisión de Lapas Narkotika era de muy mala calidad; afirmó haber perdido veinte kilos en tres meses y haber sufrido una intoxicación alimentaria.
Actividades y trabajo. En las prisiones de “seguridad media” como las de Lowokwaru o Cilacap, hay una biblioteca, aunque la oferta de libros es limitada. Los reclusos disfrutan de un régimen de “puertas abiertas” durante el día para participar en actividades. Por ejemplo, en la prisión de Makassar hay un campo de fútbol. Un recluso condenado a muerte en Lowokwaru declaró: ”Se nos permite estar fuera de nuestras celdas para hacer manualidades, participar en actividades religiosas o deportivas durante el día hasta las cinco de la tarde.” Un recluso condenado a la pena capital en esta institución da clases de inglés a los reclusos y guardias. En las prisiones de súper máxima seguridad, como Batu o Lapas Narkotika, los reclusos pueden participar en actividades religiosas, pero no se ofrecen programas educativos o de formación. Tampoco hay instalaciones deportivas ni bibliotecas. Sin embargo, los reclusos pueden pedir al personal ciertos libros autorizados. Algunas personas denuncian que artículos como cuadernos y bolígrafos les son confiscados y que les prohíben los objetos que les llevan sus familiares.
En todos los centros penitenciarios, el trabajo es difícil de acceso y, por lo general, no se remunera.
Disciplina. En las prisiones de súper máxima seguridad se impone a los reclusos una vigilancia permanente y ubicua. Las cámaras filman incluso los sanitarios y las duchas de manera continua, sin respetar su intimidad. Los reclusos pueden salir de su celda durante una hora al día, esposados y con los grilletes puestos, siempre bajo supervisión. Se denuncian malos tratos.
La ley prevé el confinamiento solitario de los condenados a muerte, una vez anunciada su ejecución. Las celdas de aislamiento, que existen en todas las prisiones, también se utilizan para castigar a los reclusos que cometen actos violentos. Del mismo modo, las autolesiones y los intentos de suicidio se sancionan con esta medida disciplinaria, que conlleva la suspensión automática de las visitas y de la comunicación con los representantes consulares.