EZ. Uno de los propósitos principales de la visita era examinar la situación de los reclusos en régimen restringido, ya sea por motivos de seguridad o para su propia protección. Para el CPT, este tipo de régimen es especialmente preocupante, ya que puede conllevar castigos adicionales y un mayor riesgo de tratos inhumanos. La principal consideración en este aspecto se relaciona con la política del Servicio Penitenciario Irlandés sobre la abolición del aislamiento y su verdadero esfuerzo por garantizar que todos los reclusos pasen al menos dos horas fuera de la celda. Las áreas reservadas al régimen restringido pueden albergar reclusos difíciles; son lugares en los que pueden encontrarse y coexistir una variedad de problemas de salud mental y en los que la protección se confunde con la disciplina. Por ejemplo, a pesar de los nuevos procedimientos introducidos en abril de 2019 para aclarar el uso de la Supervisión intensa (Close supervisión) y de las Celdas de Observación de Seguridad (Safety Observation Cells, SOC), su propósito aún no es claro.
En todos estos regímenes nos encontramos con el mismo problema: una situación de facto de aislamiento en la que los reclusos pasan más de 22 horas diarias encerrados solos. Un interno de la prisión de Midlands nos contó que estaba escuchando voces y que no se le había suministrado su medicación durante el régimen restringido. Por varias semanas, solo se le permitió salir 20 minutos al día para ducharse y limpiar su celda. No se le dio acceso a ninguna actividad (gimnasio, escuela o biblioteca) y se le suprimieron los 20 minutos adicionales en el patio que se le permitían tres veces por semana, por lo que pasaba 23 horas y media encerrado en su celda.
Otras personas en la prisión de Cloverhill fueron trasladadas a las Celdas de Observación de Seguridad mientras esperaban el ingreso al Hospital Mental Central.
En una de estas SOC, había un hombre desnudo, las paredes estaban manchadas con heces y había charcos de orina en el suelo. No había mantas en la celda y su poncho, tendido a su lado, estaba empapado de orina. Durante el tiempo que pasó allí, no se le permitió ducharse ni salir de su celda. Los responsables de la prisión explicaron que la puerta solo se abría con la protección de un escudo para pasarle comida. Otros reclusos se encontraron en condiciones similares, lo que para el CPT constituye un trato inhumano y degradante.
También visitamos las Unidades Nacionales de Reducción de la Violencia (National Violence Reduction Units) que se crearon recientemente para gestionar de manera más eficaz el reducido número de internos “violentos de alto riesgo y problemáticos.” Durante la visita, los dos reclusos con los que habló la delegación tenían las manos esposadas por delante del cuerpo antes de que se abriera la reja interior de su celda.
A los reclusos les sorprendió que se retiraran estas barreras y que pudieran tener un encuentro cara a cara con los miembros de la delegación del CPT. Descubrimos que incluso las consultas con los médicos se realizaban a través de las rejas y que, de este mismo modo, se había tomado una muestra de sangre mientras el recluso estaba esposado.
Aún se requieren muchos esfuerzos para lograr poner en práctica la visión positiva de la administración; se debería empezar por registrar el tiempo fuera de la celda de las personas en régimen restringido, aplicar procedimientos de revisión de estos regímenes y conciliar las necesidades legítimas de seguridad con las normas del CPT.