Una vez la mañana ha pasado, entre el trabajo, estudios y visitas, la tarde en prisión parece congelarse. Ya nada funciona, es como si el tiempo se hubiera detenido … Esto me parece absurdo, el resto del mundo se inclina hacia un aprovechamiento máximo del tiempo, mientras que los reclusos lo malgastan. Este tiempo podría emplearse para resarcir a la sociedad, a través de actividades de utilidad pública. Cuando termino mi trabajo, vuelvo a mi celda donde leo mucho y donde recibo a otros reclusos para tomar un café, toda excusa es buena. Jugamos a cartas, hablamos de fútbol … hasta que llega el momento de la cena. En prisión comemos temprano, y comemos muy rápido. Es casi una vida de monje tibetano.
Los reclusos cuidamos nuestra higiene personal, y nos duchamos cuando el agua caliente lo permite. Si no, hace falta esperar hasta que el tanque de agua caliente se rellene. Este es uno de los problemas más grandes en prisión. A mí me gustaría saber dónde está escrito que una persona privada de libertad se debe bañar con agua fría.
Hace ya dieciséis años que, tanto en verano como en invierno, me baño con agua fría. ¿Y cuántas veces lo he hecho con agua congelada? ¿Este castigo suplementario, para qué sirve? Ciertamente, no para mejorar. Ahora, repito, la dignidad es primordial. Una persona que no cuida su higiene, pierde su dignidad.
Después de la ducha, nos preparamos para comer. Es temprano, pero las celdas también cierran temprano. Si quieres comer con los demás reclusos, o comer la comida hecha con mucho amor por nuestros seres queridos, lo debes hacer a las 19:00. Si no, no habrá tiempo para limpiar, almacenar los utensilios y todo lo demás. El espacio es muy reducido y no se puede dejar todo en medio. Después de comer, hay que limpiar todo. Luego, caminamos un poco por el pasillo, para digerir la comida de alguna manera, ya que después tienes que permanecer en tu litera hasta las 8:30 de la mañana siguiente … doce largas horas durante las cuales hay que encontrar su espacio vital.
Hay quienes escriben cartas, aquellos que leen, y otros que ven la televisión. Yo prefiero leer, he redescubierto el gusto por la lectura. Esto nos permite evadirnos de la rutina de la prisión. ¡Pero atención! Nosotros no pronunciamos esta palabra en prisión, ¡está prohibida!
Durante todo este tiempo, tú permaneces solo frente a ti mismo. Depende de ti encontrar la concentración sin importar lo que pase, a pesar de los ruidos, de los gritos de desesperación, y de todo lo que se escuche una vez que las celdas se cierran; de todos estos ruidos de los que se desconoce su procedencia, ya que todas las voces se vuelven iguales una vez silenciadas por las puertas blindadas, y las televisiones encendidas …
Los gritos de ayuda casi nunca se escuchan. En prisión, poca gente escucha, y aquellos que lo hacen, lo hacen demasiado a la ligera. Es a menudo demasiado tarde para salvar a alguien de cualquier dificultad. Hay muchos suicidios en prisión durante el verano, normalmente debido a la falta de atención a las dificultades expresadas por los reclusos.
Entonces la noche comienza de nuevo, los ruidos, los pasos pesados … de regreso a este espacio donde solo existen los muertos vivientes; nosotros, los reclusos.