Kosovo: “la corrupción ha corroído el sistema penitenciario”

Alban Muriqi. En general, las condiciones materiales y de alojamiento en las prisiones son buenas o aceptables¹. Estas se han visto mejoradas desde hace cuatro o cinco años, gracias a las nuevas construcciones y a las renovaciones. Hoy en día no hay más problema de sobrepoblación como era el caso hace unos años atrás.

Sin embargo, las condiciones de vida en las cárceles (establecimientos para las personas en espera de juicio o para aquellas cuya pena no excede los tres meses), son menos adecuadas. Los reclusos no tienen ninguna privacidad debido al hacinamiento; en cada celda hay cuatro camas, cubiertas con sábanas y cobijas en mal estado. Los inodoros, como la gran mayoría de las instalaciones sanitarias, están descuidados o funcionan mal. La ventilación y la luz natural no son suficientes, los productos de higiene se distribuyen de manera irregular por no decir de manera escasa En algunas cárceles, cinco o seis reclusos cohabitan en la misma celda, y existen pocas instalaciones dedicadas a las actividades y al ocio. Desde mi punto de vista, lo más urgente es equipar correctamente los establecimientos, y poner fin a la sobrepoblación para garantizar la confidencialidad y la intimidad de las personas.

AM. En 1999, al finalizar la guerra, se creó la Misión de la Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo (MINUK), que contribuyó a construir un sistema penitenciario a la imagen de las normas internacionales en vigor de la época. Sin embargo, las poblaciones locales no jugaron ningún papel en las decisiones políticas o en la gobernabilidad del sistema penitenciario. Incluso la independencia del país en 2008 casi no aportó cambios visibles: muy pocas responsabilidades se delegaron a nivel local, pese a que esto debía hacerse durante la época de transición. Tras la independencia, se lanzó la Misión de la Unión Europea por el Estado de derecho en Kosovo (EULEX) en diciembre de 2008.

En general, la independencia del país no provocó cambios significativos, ya que las normas legislativas y de infraestructura esenciales las definió la MINUK en 1999 durante la creación del sistema penitenciario.

La situación incluso se empeoró a causa de las relaciones políticas de algunos reclusos, que disponían de los medios económicos para disfrutar de mejores condiciones en prisión. Ese trato preferencial generó una fuerte discriminación dentro de la población carcelaria y creo descontentos entre los grupos menos beneficiados.
Cabía esperar que la reinserción fuera la prioridad fundamental del sistema penitenciario. Sin embargo, ese no fue el caso, pues las autoridades locales tampoco lograron alcanzar ese objetivo. Este fracaso derivó principalmente de la falta de voluntad y de apoyo político, de la escasez de recursos humanos y financieros, y de la falta de visión o de proyecto político definido. Las esperanzas de una mejoría del sistema penitenciario se perdieron debido a la corrupción y las relaciones de algunos reclusos con personalidades políticas influentes. Actualmente, el sistema penitenciario continúa su desarrollo en aras de una mejor gestión, pero esta dinámica reposa sobre una perspectiva a largo plazo.

AM. Nuestra información proviene principalmente del encuentro con personas privadas de libertad, pero también nos alimentamos de todos los canales o fuentes que puedan darnos datos pertinentes y fiables sobre su situación.
Durante nuestras visitas de control regular, interrogamos a los reclusos, en entrevistas individuales, realizadas sin la presencia de los guardias; hacemos preguntas sobre preocupaciones comunes y observamos sus reacciones. Además, hemos enriquecido nuestra información mediante búsquedas sobre el medio penitenciario, lo que nos ha permitido proponer evaluaciones más objetivas y cualitativas.
El KRCT trabaja, en conjunto con la administración penitenciaria, en la proposición de normas y de buenas prácticas.

**Adoptamos un enfoque constructivo y mantenemos un dialogo regular con las administraciones penitenciarias central y local para transmitirles nuestras conclusiones y recomendaciones.─brindamos una atención particular a los casos particulares que seguimos regularmente─.

Frente a la Asamblea y las instituciones gubernamentales, el KRCT juega un rol importante en la redacción y en la proposición de reformas políticas nacionales, gracias a la valiosa información proveniente de nuestro trabajo de campo. Nuestras principales preocupaciones son las condiciones de trabajo del personal penitenciario y las políticas gubernamentales que se ponen en marcha a este respecto.
Aparte de las visitas que efectuamos, los reclusos pueden llamarnos (de hecho, lo hacen seguido), escribirnos o hacernos llegar sus cartas por medio de su familia. En lo que concierne a los preventivos, nosotros examinamos cada una de sus preocupaciones relativas al desarrollo de un proceso judicial justo o al incumplimiento del procedimiento; supervisamos las audiencias y comunicamos con las autoridades en calidad de terceros (amicus curia). Estamos bien presentes en el territorio nacional, y somos críticos e imparciales cuando nos dirigimos a las autoridades y al público, ya sea en los medios como en las redes sociales.