La prisión desde un punto de vista infantil

El proyecto nació en el marco de las jornadas de estudio «Representar(se) la prisión: el universo carcelario en imágenes», organizadas por el Departamento de Estadística y de Estudios de la Dirección de la Administración Penitenciaria francesa (DAP), y que tuvieron lugar el 6 y el 7 de diciembre de 2018 en París. La idea era estudiar qué percepción tienen los franceses de la prisión y entender el papel de los medios audiovisuales en ese proceso.

Para entender estas percepciones, la DAP llevó a cabo una encuesta a 3000 personas mayores de 18 años, residentes en Francia metropolitana. Esta es la cuarta edición del estudio. La primera tuvo lugar en 1995, en colaboración con Genepi ¹. Uno de los resultados fue que algunas imágenes sobre la prisión, tales como las difíciles condiciones de reclusión, la violencia, el hacinamiento, etc., están muy arraigadas. A raíz de eso, nos preguntamos en qué medida estas representaciones se construyen desde la infancia. Por eso quisimos que, por primera vez, la encuesta tuviese en cuenta la imagen que los niños se hacen de la prisión. ¿Qué tienen en común las representaciones de niños y adultos sobre la prisión? ¿Las producciones audiovisuales sobre el tema llegan a los niños?

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Para captar las representaciones que los niños tienen de la prisión hay que alejarse de los métodos tradicionales de investigación con cuestionarios; así evitamos formular preguntas poco adaptadas a este público. El dibujo nos pareció una manera más apropiada.

Propusimos la idea a varias escuelas y pudimos apreciar las reticencias de algunos profesores a lanzarse en un proyecto relacionado con la prisión. ¡Ese fue nuestro primer descubrimiento! Al final, tres profesoras de tres escuelas públicas aceptaron participar en el proyecto, que habían encontrado particularmente interesante.

El proyecto se desarrolló en dos tiempos. Primero, hubo una sesión de dibujo en clase con la profesora. Durante esta primera fase, no intervinimos de ninguna manera para evitar ejercer cualquier influencia sobre los niños durante la expresión de sus representaciones. Les dimos total libertad para dibujar lo que en su opinión era «la vida en prisión». Para ello podían usar el material que quisieran. Si lo deseaban, podían añadir al dibujo la frase «Para mí, la vida en prisión es…» y completarla. La segunda fase del proyecto consistía en un momento de diálogo en el que presentamos a las clases los elementos más significativos de sus dibujos y conversamos sobre la vida en prisión. Los alumnos se mostraron especialmente interesados por ver los dibujos de sus compañeros y manifestaron mucha curiosidad por conocer las reglas de la vida en prisión: nos hicieron muchas preguntas.

Algunos de los resultados de este proyecto fueron preciosos y totalmente inesperados. La presentación de los dibujos durante las jornadas de estudio despertó gran interés entre el público. Por ello decidimos hacer una exposición, que en primer lugar estuvo instalada en el Ministerio de Justicia, en la place Vendôme de París. Conseguimos que dos de las tres clases visitaran la exposición y descubrieran el Hôtel Bourvallais. De hecho, hasta les recibió la ministra en su oficina. Más tarde se instaló la exposición en otros locales del ministerio. Esperamos que se exponga en más sitios aún.

A menudo se representa a los reclusos con uniformes de rayas, amarillos o naranjas. A veces llevan incluso un grillete con bola. Estas imágenes, así como la representación de ciertas camas, provienen probablemente de los Dalton. Muchos de los dibujos reflejan también una visión muy «americanizada» de la vida en prisión. Es habitual ver a los reclusos comiendo juntos en un comedor, mientras que esto no ocurre en Francia. Por todo ello, parece que los niños absorben lo que ven en las series sobre prisiones, tan en auge estos últimos años. De hecho, durante los momentos de debate que tuvimos en las clases, nos sorprendió que ya conocieran Prison Break u Orange is the New Black [dos series que tienen lugar en un ambiente penitenciario, N. de la R.]. De ahí la representación que se hace de escenas espectaculares donde los detenidos se muestran violentos para conseguir las llaves y fugarse.

Al mismo tiempo, queremos destacar que los niños tienen muchas representaciones bastante acertadas de la vida en prisión. Claramente saben que existen espacios separados para hombres y mujeres. Dibujaron pocas mujeres y hay que recordar que, en efecto, en Francia las mujeres apenas representan el 4 % de la población carcelaria. Los edificios también están bastante bien representados, con muros altos, alambre de púas, cámaras. Además, en el interior, dibujaron distintos espacios, bien separados unos de otros: patio, gimnasio, etc.

Aunque en algunos dibujos había varias personas en una misma celda, la mayoría de los niños representaron una celda por persona. Este resultado nos sorprendió bastante ya que, según la encuesta realizada por la DAP a principios del 2018, el «hacinamiento» de las prisiones es una imagen profundamente enraizada en los adultos.

Se podría formular la hipótesis de que el método de investigación utilizado con los niños fuera poco apropiado para sacar a la luz la idea del hacinamiento carcelario: ¿puede que el fenómeno sea más difícil de dibujar que de comentar? Además, aunque los niños estén expuestos a libros, dibujos animados o series sobre la prisión, es de suponer que, casi con toda seguridad, tienen menos acceso a los debates de sociedad sobre el tema, tales como el del hacinamiento, que se suelen tratar más en reportajes o en artículos de prensa. A menudo se representa a los reclusos con uniformes de rayas, amarillos o naranjas. A veces llevan incluso un grillete con bola. Estas imágenes, así como la representación de ciertas camas, provienen probablemente de los Dalton. Muchos de los dibujos reflejan también una visión muy «americanizada» de la vida en prisión. Es habitual ver a los reclusos comiendo juntos en un comedor, mientras que esto no ocurre en Francia. Por todo ello, parece que los niños absorben lo que ven en las series sobre prisiones, tan en auge estos últimos años. De hecho, durante los momentos de debate que tuvimos en las clases, nos sorprendió que ya conocieran Prison Break u Orange is the New Black [dos series que tienen lugar en un ambiente penitenciario, N. de la R.]. De ahí la representación que se hace de escenas espectaculares donde los detenidos se muestran violentos para conseguir las llaves y fugarse.

Está claro que los niños tienen una imagen bastante acertada de los distintos lugares de la prisión, de los dispositivos de seguridad que hay y de las dificultades que conlleva la vida en la cárcel. Al evocar los sentimientos que según ellos deben tener los reclusos, mencionan especialmente algunos de los resultados más recurrentes en los trabajos sobre la experiencia carcelaria: la tristeza por la separación de los seres queridos, la falta de actividad y el aburrimiento. También es interesante constatar que, en su globalidad, los distintos dibujos representan bastante bien la heterogeneidad de las prisiones francesas. En efecto, las condiciones de vida varían mucho según el tipo de establecimiento, su capacidad de acogida, su arquitectura, etc. Sin embargo, esto no permite afirmar que las representaciones infantiles, dicho de otra manera inexperimentadas, se ajusten perfectamente a la realidad de la detención. Los niños no conocen la «verdad absoluta sobre la prisión».

Sería más acertado decir que conocen la «verdad sobre las representaciones de la prisión». Parece más bien que los niños nos muestran sin filtros lo que la sociedad les transmite sobre el tema. Por ejemplo, al hablar de las funciones que atribuyen a la prisión, evocan en gran medida el aspecto punitivo.

También mencionan la prevención de nuevos delitos, así como la posibilidad de redimirse. Sin embargo, nunca citan la función de la reinserción y en los dibujos no representan a otros profesionales aparte de a los guardias. Esto es bastante representativo del desconocimiento de esta función, que también se puede apreciar entre los adultos: si bien todo el mundo tiene presente el trabajo de los guardias en las prisiones, pocos conocen el trabajo de los consejeros penitenciarios, ya sea para la reinserción o para la libertad condicional, ni toda la red asociativa involucrada en las prisiones. Además, el estigma que nuestra sociedad sigue asociando con los reclusos se refleja en los dibujos de los niños, que pueden llegar a calificarlos de «ser malos». Eso no evita que, de la misma manera que pasa con los adultos encuestados, las miradas sean ambivalentes: los niños también expresan empatía por las personas privadas de libertad, al traducir su sufrimiento.