MK. Hace algunos años se presentó una propuesta de ley para abolir la pena de muerte. Pero, la Asamblea Nacional la rechazó. El país acababa de salir de la guerra y la principal preocupación era el tema de la seguridad. El honorable diputado, André Mbata, que presentó la primera propuesta, hizo un segundo intento en 2019. Pero, el Parlamento ni siquiera la ha incluido en su calendario y la Asamblea Nacional no la ha revisado todavía.
Durante el 6.º Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, que tuvo lugar en Oslo en 2016, el Gobierno se comprometió a abolir la pena capital. Pero estas palabras se las llevó el viento, pues aún no ha presentado ningún proyecto de ley ante el Parlamento ─y esto a pesar de que su partido es mayoritario─. Si bien el presidente de la República ha utilizado en varias ocasiones su derecho al indulto para liberar a personas condenadas a muerte, esto no es suficiente. El Gobierno debe mostrar su férrea voluntad de abolir la pena capital, sin preocuparse solo por las elecciones o la seguridad.
Tras una ley que se adoptó hace poco, la pena capital ha dejado de aplicarse en los casos de violencia sexual que conducen a la muerte de la víctima. Para ese delito, se “abolió” la pena de muerte. Lo que nosotros pedimos es que esto se extienda a todos los delitos.
En repetidas ocasiones, se ha presentado la oportunidad de abolir la pena capital. Por ejemplo, en 2015, se modificó el Código Penal Militar para adaptar la legislación nacional al Estatuto de Roma, con el que se creó el Tribunal Penal Internacional. Imaginamos que al no aplicarse en este tribunal la pena de muerte, el país la aboliría definitivamente. Por desgracia, eso no sucedió. El código incorporó los delitos internacionales del Estatuto de Roma, pero los castiga con la pena de muerte.