Dmitry Gurin. Sabemos que el reclutamiento comenzó poco después de que comenzara la invasión militar rusa en Ucrania, en febrero de 2022. Si bien inició como algo esporádico y secreto, más adelante se fue extendiendo a casi todo el sistema penitenciario ruso y a las prisiones de los territorios ocupados de Ucrania.
El escenario es siempre el mismo: los reclutadores vienen a las prisiones, a veces acompañados de altos funcionarios de la administración penitenciaria, y se reúne a los reclusos para presentarles las actividades del grupo Wagner y las condiciones del “servicio”. Los que desean alistarse se someten a sencillas pruebas físicas y pasan una breve entrevista para determinar su “lealtad” y “estabilidad”. A los voluntarios se les promete un salario mensual de unos 200 000 rublos (unos 2500 euros) y la liberación tras seis meses de servicio. En caso de fallecimiento, sus familiares reciben una indemnización. Al principio, los reclutadores eran selectivos e intentaban contratar solo a reclusos con experiencia militar o policial. Luego, se dirigieron a los individuos condenados por delitos violentos, y al final, se abrieron las puertas a todos. La mayoría de ellos son reincidentes, lo que no es de extrañar si se tiene en cuenta que los reincidentes representan casi el 70 % de la población carcelaria rusa. La mayoría de los reclusos se une de manera voluntaria al grupo Wagner. Se trata de una media del 20 % o el 30 % de los reclusos de cada colonia penitenciaria que visitan los reclutadores.
Varios informes indican que a los reclusos que cambian de opinión y deciden no alistarse, se les recluta a la fuerza y se les somete a presión. Se les amenaza con llevarlos a las celdas de aislamiento (o incluso se les lleva) y con fabricar nuevos cargos en su contra. En algunas colonias, a los reclusos se les “recomendó vivamente” que se unieran al grupo Wagner. Este fue el caso, por ejemplo, de algunos reclusos ucranianos a los que las fuerzas rusas trasladaron de manera ilegal desde Jherson en noviembre y diciembre del año pasado. Sin embargo, estos casos son bastante excepcionales. La comunicación con los centros penitenciarios (llamadas telefónicas, visitas) se interrumpe entre el momento de las visitas de los reclutadores y el posterior traslado de los internos, y nadie puede reunirse con los “voluntarios”.
La campaña de reclutamiento en las prisiones rusas se llevó a cabo en varias fases. La primera fase activa se dirigió a los centros penitenciarios de Rusia Central y tuvo lugar entre junio y septiembre de 2022. La segunda, más “productiva”, se centró en los Urales y el Lejano Oriente y duró de septiembre a diciembre de 2022. A principios de enero de 2023, el grupo Wagner comenzó a visitar las colonias penitenciarias de la República de Chechenia, lo que preparó el terreno para la tercera fase de la campaña de reclutamiento.
Las autoridades rusas, entre ellas la administración penitenciaria, el Ministerio de Defensa y la Fiscalía General se niegan a hablar oficialmente de la campaña de reclutamiento. Sin embargo, su silencio y sus indirectas ocasionales demuestran que existe una tolerancia implícita. Por otra parte, a pesar de las numerosas denuncias no se ha abierto ninguna investigación. El presidente de la Cámara Baja del Parlamento, por ejemplo, y varios diputados, que apoyan abiertamente el reclutamiento, afirman que los reclusos son héroes y que se enjuiciará a todos aquellos que los critiquen. Algunos de los internos reclutados han recibido placas conmemorativas y medallas, incluso del propio presidente, y se han enterrado con honores militares. Ciertos miembros del Consejo de Derechos Humanos del presidente intentaron cuestionar a los organismos estatales, sin ningún éxito. Como respuesta, se les prohibió hablar del asunto durante sus reuniones con el presidente, y luego se les destituyó del Consejo el pasado mes de diciembre. En realidad, el único organismo que ha reconocido públicamente la campaña de reclutamiento es un Defensor del Pueblo regional.
El 9 de febrero, Yevgeny Prigozhin, fundador y propietario del grupo Wagner, anunció que habían “detenido por completo” su campaña de reclutamiento. Esto coincide con lo que nuestros colaboradores en Rusia, en particular la ONG Russia Behind Bars, han presenciado en las colonias penitenciarias del país. Sin embargo, parece que en las últimas dos semanas el Ministerio de Defensa ruso ha reproducido estas prácticas, al parecer, con las mismas condiciones que ofrecía Wagner.