Personas privadas de libertad. Las personas privadas de libertad con problemas de salud mental suelen permanecer en régimen de reclusión ordinario.
La prisión de Limmattal dispone de una “unidad de intervención de emergencia” para atender a los reclusos en estado de crisis psicótica. Esta consta de cuatro celdas dobles y una individual.
Personas sujetas a medidas de tratamiento obligatorio. Las personas sujetas a una medida terapéutica institucional pueden ingresar en un centro penitenciario, siempre y cuando este disponga de las instalaciones necesarias y de un personal especialmente capacitado para brindar atención. Si bien deberían estar recluidas en pabellones específicos, en la práctica, permanecen en régimen de reclusión ordinario debido a la falta de plazas y al constante aumento del número de personas que cumplen estas medidas. Las personas sujetas a una medida de internamiento suelen alojarse en las “unidades de alta seguridad” de las prisiones, en las que también puede internarse a las personas que cumplen medidas terapéuticas institucionales consideradas peligrosas. El CPT señaló que las condiciones de vida en estas unidades se asemejan al aislamiento. Además, consideró que estas instalaciones ofrecen muy poco tratamiento y que este tipo de internamiento, que puede durar varios meses, o años, es peligroso.
Los centros penitenciarios de la llanura del Orbe (Établissements de la Plaine de l’Orbe, EPO, Vaud) disponen de dos unidades psiquiátricas para las personas que sufren de un trastorno mental grave y aquellas que cumplen una medida terapéutica institucional. La convivencia entre diferentes regímenes resulta desventajosa para los reclusos ordinarios, ya que las personas sujetas a una medida obligatoria requieren una atención especial y mantienen al personal de enfermería muy ocupado. Además, en los EPO existen problemas de capacidad: en 2015, por ejemplo, solo contaban con ocho plazas para 55 personas sujetas a una medida obligatoria.
Acceso a la atención sanitaria¶
El personal sanitario debe realizar un reconocimiento médico en las 24 horas siguientes al ingreso de la persona en el centro penitenciario. Este se realiza con la ayuda de un cuestionario que contiene preguntas sobre adicciones, riesgos de suicidio y salud mental. En la prisión de Champ Dollon (Ginebra), el personal de salud remite las personas al médico general o a un psiquiatra en caso de identificar un trastorno mental.
El CPT constató que, en la prisión de Schwyz, el cuestionario lo rellenan los funcionarios de prisiones sin que el médico examine a la persona. Además, señaló que, en los centros penitenciarios de Stampa y Farera (Tesino), el reconocimiento médico tiene lugar a los cuatro o cinco días después del ingreso.
Los reclusos esperan una media de tres meses antes de poder ver a un psicólogo. En julio de 2018, más de 40 reclusos de la cárcel de Champ-Dollon estaban en lista de espera para una consulta. Las personas sujetas a una medida obligatoria suelen esperar un mes.
Tratamiento¶
Personas reclusas. Si los reclusos padecen un trastorno mental, un plan de tratamiento se agrega al “plan individual de ejecución de la pena”. Si bien en el cantón de Basilea-Ciudad no se establece ningún plan de este tipo, los reclusos tienen acceso a consultas con profesionales de la salud mental para determinar sus necesidades y garantizar que su estado psíquico sea compatible con la vida en prisión. En la cárcel de Champ-Dollon, se lleva a cabo un seguimiento; el psiquiatra organiza consultas periódicas y los psicólogos ofrecen una terapia de grupo semanal. Aun así, la medicación es el principal tratamiento que se suministra.
Personas sujetas a medidas obligatorias. Los centros penitenciarios que acogen a las personas sujetas a una medida terapéutica institucional deben elaborar un “plan de tratamiento individual” en el momento del ingreso. En realidad, las personas pueden pasar varios meses sin un plan. No existe ningún programa de atención específico para las personas sujetas a una medida de internamiento. Si lo desean, estas pueden solicitar al psiquiatra que se les brinde tratamiento. En caso de que su respuesta sea positiva, el tratamiento se centrará en la prevención de la reincidencia.
Personas dependientes. El seguimiento de las personas privadas de libertad que tienen problemas de adicción varía mucho de un cantón a otro. En algunos cantones, por ejemplo, lo lleva a cabo un servicio externo especializado en el tratamiento de las adicciones. Dicho seguimiento puede ir acompañado de un tratamiento de sustitución. Las personas que han iniciado un programa de sustitución antes de su ingreso en prisión pueden seguir recibiendo el tratamiento. En el cantón de Vaud, hay un seguimiento psicoterapéutico y programas específicos para personas con adicciones o autores de delitos sexuales. Los centros de detención preventiva no ofrecen terapias o programas alternativos.
Equipo médico¶
Los equipos de salud se conforman, por lo general, de médicos generales, psiquiatras y enfermeros, y su organización varía de un cantón a otro. Algunos centros penitenciarios cuentan con psicólogos. Los más grandes tienen varios médicos, psiquiatras y psicólogos de guardia en todo momento. Estos últimos intervienen varias veces por semana en los establecimientos más pequeños. En el cantón de Basilea-Landschaft, los psiquiatras solo están presentes en caso de ser necesario. Un psiquiatra visita la prisión de mujeres de Hindelbank (Berna) dos veces por semana. Un psicólogo está presente los días laborables.
Algunos cantones, como Zug, San Gall, Appenzell Rodas Exteriores y Soleura, no tienen un equipo sanitario. Los psiquiatras externos visitan regularmente las prisiones para prestar atención médica.
Las unidades psiquiátricas de los EPO solo tienen un “jefe de clínica”. Se observa una elevada rotación de los profesionales de la salud mental, pues los terapeutas suelen cambiar cada dos meses. Como resultado, los pacientes tienen que comenzar de nuevo su tratamiento. La “Comisión de Visitadores del Gran Consejo” (Commission des visiteurs du Grand Conseil) informó de varias quejas de personas sujetas a medidas obligatorias sobre la falta de disponibilidad de los psiquiatras.
Secreto médico¶
Las solicitudes de consulta médica suelen hacerse por escrito, a través de buzones. De manera general, el personal de enfermería se encarga de tramitarlas, pero en las prisiones más pequeñas, estas se entregan a los guardias. Por lo general, las consultas médicas son confidenciales. Sin embargo, el CPT informó de la presencia sistemática de los guardias en la prisión de Schwyz durante las consultas.
Los historiales médicos no se guardan bajo llave y pueden consultarse electrónicamente en algunos establecimientos. Por lo tanto, el personal tiene acceso directo a la lista de medicamentos administrados al recluso.
El personal sanitario suele encargarse de la prescripción, preparación y distribución de la medicación, y los guardias son responsables de distribuirla durante la noche y los fines de semana. En los centros más pequeños, la distribución de los medicamentos se deja en manos de los guardias.
El CPT señaló que el personal penitenciario prepara los medicamentos en los establecimientos de Stampa y Farera, y en Schwyz cuando el personal sanitario está ausente.
Medidas de emergencia¶
A nivel federal, no existe una disposición relativa a la atención médica de las personas privadas de libertad en estado de crisis mental. Algunos cantones prevén el traslado a un hospital psiquiátrico en caso de que el centro penitenciario no pueda ofrecer una atención que se adapte a las necesidades específicas.
Las personas pueden permanecer en una celda de aislamiento en espera del traslado. Los centros penitenciarios del cantón de Vaud rara vez recurren a esta práctica y, en caso de hacerlo, se realiza un seguimiento médico durante todo el periodo de segregación.
En la prisión de Limmattal, existe un “servicio de intervención de urgencia” que recibe a personas en crisis mental de las cinco prisiones del cantón de Zúrich; los pacientes pueden permanecer allí hasta diez semanas. En 2019, el servicio recibió a 40 reclusos
La medicación forzada puede administrarse en caso de emergencia, de acuerdo con las normas aplicables a los pacientes no detenidos, y aplicarse solo si existe un peligro para la persona o para los demás. También se puede utilizar la contención mecánica durante unas horas. En la prisión de Hindelbank, el personal de enfermería puede ordenar la medida de contención, pero se requiere la validación de un médico.
Formación del personal¶
Los funcionarios de prisiones reciben una formación básica en psiquiatría durante unos cinco días, en la que se les enseña sobre los distintos trastornos mentales y la prevención del suicidio. También pueden participar de forma voluntaria en cursos, de aproximadamente 15 días, sobre la atención a los reclusos con enfermedades mentales. Esta formación se complementa con unas prácticas de tres semanas en una clínica psiquiátrica.
Continuidad del tratamiento¶
El juez puede ordenar una medida terapéutica institucional cuando la persona que va a ser puesta en libertad padece de un trastorno mental.