Análisis

Desde el principio de la crisis sanitaria, las autoridades tailandesas de diversos sectores han trabajado en conjunto para evitar la propagación del virus: la administración penitenciaria ha trabajado estrechamente con el Ministerio de Salud, el Departamento de Control de Enfermedades, las oficinas provinciales de salud pública y los hospitales principales. El TIJ informó que la administración penitenciaria y el Ministerio de Salud Pública han desarrollado un sistema integral de salud y han entrenado a voluntarios en salud que residen en la prisión. El Departamento de Control de Enfermedades ha colaborado con la División de Servicios Médicos de la administración penitenciaria para desarrollar lineamientos para examinar y controlar la COVID-19 en caso de contagio. Con estas medidas pretendemos prepararnos y garantizar una respuesta oportuna, sostiene la TIJ.

Prison Insider y el Centro de Estudios Justicia y Sociedad de Chile han planteado un análisis sobre el primer año de la pandemia en las prisiones de once países: Tailandia es uno de ellos.

La sobrepoblación de las prisiones es un serio problema: en promedio, cada recluso tiene menos de un metro cuadrado para dormir, por lo que es difícil mantener la distancia física.

Las medidas adoptadas se basaron en el principio de “Los de adentro no salen, los de afuera no entran”

Por lo tanto, trabajar y generar sus propios ingresos era determinante para mejorar sus condiciones de vida.

“No hace falta que haya motines para que las autoridades consideren reducir la población carcelaria”