DY. El sistema penitenciario ucraniano se enfrenta a varios obstáculos en cuanto a los servicios y la administración de las prisiones. El inicio de esta guerra ha provocado el colapso de la gestión operativa, y la ruptura de los vínculos y las conexiones entre nuestras fuerzas, instituciones y servicios, por lo que nuestro sistema penitenciario y el servicio de libertad condicional han tenido que dar marcha atrás.
La situación sigue siendo confusa para los observadores independientes, ya que el Ministerio de Justicia ucraniano no ha proporcionado información clara. Hasta la fecha, no hay ninguna comunicación precisa en su página web, salvo algunas notas generales en las que afirma estar tratando de mantener el funcionamiento normal, y haciendo lo posible por atender las necesidades básicas de los reclusos. Sin embargo, se desconoce totalmente la situación de los servicios de alimentación, de salud, y de la protección de los derechos humanos en Ucrania. Por lo tanto, no me atrevo ni a imaginar lo que viven en estos momentos los reclusos de régimen ordinario que intentan exigir servicios sanitarios específicos, comida, agua, y contacto con sus familiares. Me temo que este tipo de cuestiones se han convertido en la última de las prioridades.
La administración penitenciaria ucraniana está tratando de incrementar la militarización del sistema; a todos los funcionarios se les están proporcionando armas de fuego, lo que suele suceder en un estado de emergencia. Sin embargo, no creo que esto sea suficiente para salvar al sistema penitenciario ucraniano de las repercusiones de la guerra ni para mantener la rutina diaria de las prisiones.
El personal directivo del servicio de libertad condicional también ha informado a los funcionarios locales su deber de continuar gestionando los casos. Si bien muchos de ellos están haciendo todo lo posible, es evidente que su rutina habitual ha cambiado. Por ejemplo, mis amigos de la ciudad de Chernihiv, situada en la línea del frente, se ven obligados a pasar todo el día y toda la noche en los sótanos. En una situación en la que los civiles están recibiendo bombas, misiles y otras formas de ataques militares de la Federación de Rusia, es imposible considerar una jornada de trabajo normal.
Nuestro Ministerio de Justicia ha publicado algunas fotos de diferentes prisiones del Este, en las que se puede ver que las paredes y los edificios se han derrumbado como consecuencia de los bombardeos. Hace varios días, en la región de Vinnytsia (parte central de Ucrania), hubo un ataque con misiles que causó varias muertes entre los civiles. Según la información oficial, algunas bombas cayeron sobre un centro penitenciario y destruyeron parcialmente sus muros; varios reclusos escaparon. Esto ha sucedido en todos los distritos.
No debemos olvidar el pánico general que puede provocar el escuchar estos ataques. El pánico se puede sentir en el aire. Incluso esta noche en Kiev [16 de marzo], por ejemplo, se han destruido algunas casas grandes.