Uruguay: una nueva forma de ver la prisión

¿Se han obtenido mejores resultados que en las demás prisiones?¶

LP. Creemos que sí, pero según un principio de base, sabemos que unos hacen lo que deben hacer y, otros, lo que pueden. Es el fundamento de la pedagogía. Es cierto que nos gustaría conocer los resultados para saber si nuestro enfoque mejora ciertas cosas, pero igual seguiremos respetando los derechos de estos individuos, aunque los resultados no sean positivos. De todas maneras, existen ciertos límites.

Si violara los derechos de estas personas, la sociedad no tendría que confrontarse a uno sino a dos problemas: por un lado, los delincuentes y, por otro lado, yo, que violo sus derechos.

Por supuesto que me gustaría saber cómo les va tras su liberación, ya que me permitiría mejorar ciertos aspectos, pero algunas prácticas no cambiarán.

**PI. ¿La cohabitación de los reclusos es complicada?¶

LP. Tenemos algunas dificultades, pero nos esforzamos mucho por resolver los conflictos de manera democrática. Si logramos resolverlos de este modo, ya habremos ganado mucho. Todos los conflictos humanos, sin importar el lugar, deben resolverse sin humillar o someter a los demás, y esto vale también aquí adentro.

**PI. A propósito de democracia, ¿dentro de la prisión existen comisiones encargadas de representar a los reclusos?¶

LP. Esto nunca ha interesado a los reclusos. Para mí lo importante es que podamos dialogar entre nosotros sin recurrir a delegados. Cuando se presenta un problema, los reclusos vienen de a 10, 20 o 50 a hablar sobre lo que está sucediendo. Históricamente, la relación entre los guardias y los delegados nunca ha sido beneficiosa. Los guardias podrían intentar influenciar a algunos delegados, disimular cosas o proponer ciertas ventajas… Y en esta prisión no hay ventajas, hay derechos. Las cosas son justas o injustas; se tiene el derecho de algo o no, eso es todo.
En realidad, todo se permite salvo humillar o someter a los demás. Eso está rotundamente prohibido. Aquí lo que cuenta es el diálogo y únicamente el diálogo. Lo que distingue a los hombres de los animales es la palabra y su capacidad de conversar.

PI. ¿Cualquier recluso pueden ingresar en esta prisión?¶

LP. Personalmente, no creo en ningún tipo de selección ni clasificación. Esto me parece más bien absurdo. El personal elige los reclusos según ciertos criterios y nos los envía; aquí hay todo tipo de reclusos. Yo creo en la diversidad, en el poder de las personas unidas. Aquí no hay católicos, ni homosexuales, ni musulmanes, ni nada. Todos tienen que convivir, coexistir.
Cuando llegué a este establecimiento, había un sector llamado “sector de seguridad”, al que se enviaba a los reclusos que no podían vivir con otros. Ese sector cerró y todos los que estaban allí regresaron a los sectores de cohabitación. Por otra parte, también estamos tratando de dejar a un lado las celdas de aislamiento; desde los hace cuatro meses que hemos venido implementando esta medida, las cuatro celdas del módulo han permanecido vacías¹.

PI. ¿Cuáles son las reglas que se imponen a los reclusos? ¿El trabajo es obligatorio?¶

LP. El establecimiento está abierto todo el día y los reclusos pueden salir a los espacios exteriores. En la noche, las celdas también permanecen abiertas, pero solo se puede circular dentro del establecimiento. Nuestra convicción es que todo se regula mediante el trabajo, al igual que en la sociedad. ¿Por qué te levantas temprano en la mañana? Porque tienes algo que hacer. Aquí intentamos reproducir ese mismo esquema. ¿Quién va a obligar las personas a trabajar? Lo que buscamos es que el trabajo sea algo que se hace por sí mismo. Si algunos quieren pasar tres años sin trabajar, están en su derecho, pero deben hacer deporte, música, participar en actividades culturales, lo que quieran, mientras estén activos.