PI: ¿Qué sucedió los meses siguientes?¶
R: tuve otra entrevista en Lyon, sin mayor resultado. Después, contemplé la posibilidad de hacer una formación en un centro de enseñanza en Moulins, aunque mi esposa vive en Lyon. Luego, descubrí que los alumnos más viejos tenían máximo 26 años. Tercer intento fallido. Más tarde obtuve un cuarto permiso de salida, en Moulins, para asistir a una cita en la oficina de empleo. La dirección que aparecía en la convocación no existía y la cita nunca se había concertado. Finalmente, llegamos a la oficina de empleo. La señora aceptó recibirme a pesar de todo y, una vez que escuchó mi historia, me preguntó si los de la prisión de Moulins habían perdido la cabeza…
PI: ¿Qué pensó en ese momento?¶
R: en ese momento pensé que la administración penitenciaria me había hecho jugar un juego totalmente predecible. Desde el principio, yo sabía que no tenía ninguna posibilidad de encontrar un empleo al exterior y así fue. Saldría a los 65 años y podría recibir mi pensión.
Pero la administración insistía en que “completara mi proyecto de reinserción”. En otras palabras, eso significaba que, para obtener la libertad condicional, tenía que trabajar como voluntario en una ONG o en una obra caritativa. Para tratar de realizar semejante hazaña, envié unas veinte solicitudes a diferentes asociaciones en toda Francia. Algunas me respondieron que no me necesitaban, pero la mayoría ni siquiera respondió a mi carta, en la que cometí el error de explicar mi situación de exconvicto. Al final, después de un año de búsqueda infructuosa, un amigo me puso en contacto con Prison Insider, que aceptó recibirme como voluntario.
Todo habría sido más fácil para mí si desde el principio hubiera entregado una promesa de contratación falsa. Sin duda, eso me habría permitido avanzar la fecha de mi liberación, pero esto significaba recomenzar con una forma de ilegalidad, lo que quería evitar a toda costa.
PI: El 5 de julio de 2018 fue liberado de la prisión de Moulins, ¿cómo fueron sus primeros seis meses de libertad?¶
R: pasé mucho tiempo esperando; un poco como los seis primeros meses de prisión. Esperé, tras un primer rechazo, para poder abrir una cuenta bancaria. Durante cinco meses, tuve que vivir con 440€ mensuales de Renta de Solidaridad Activa (RSA), antes de poder recibir mi pensión. Y sigo esperando encontrar un apartamento más grande que el pequeñísimo estudio que alquila mi esposa actualmente.
PI: ¿Cómo deseaba que fuera su libertad?¶
R: yo soñaba con un paisaje bucólico: vivir en el campo, pescar… todo menos vivir en el centro de una gran ciudad.
PI: ¿A qué controles y obligaciones judiciales está sujeto?¶
R: Debo presentarme al SPIP todos los meses y realizar un trabajo voluntario para Prison Insider. Aclaro que para mí es una obligación legal y… ¡un placer! Tengo prohibido salir del territorio francés sin autorización y ausentarme del departamento del Ródano por más de dos semanas sin dar noticias.
PI: ¿Piensa a menudo en la prisión?
R: no, trato de no hacerlo. Pero a veces pienso en los amigos que aún están adentro. En toda mi vida, pasé más de 25 años tras las rejas. Es imposible olvidar a las personas con las que viví esta aventura de la prisión, ya que, lo quieras o no, la prisión es una aventura.