Las visitas varían según el establecimiento. Algunos restringen este derecho debido a los problemas de espacio y seguridad que causa de la sobrepoblación. El estatus de los reclusos también influye en su régimen de visitas. Los presos políticos, por ejemplo, tienen ciertas restricciones.
La situación insular de numerosos establecimientos limita igualmente las posibilidades de visita, ya que las familias no disponen de los medios suficientes para desplazarse. La granja penal de Iwahig está situada a 600 kilómetros de Manila, ciudad de la que algunos reclusos son originarios. Actualmente, veinte familias viven en este establecimiento[^AI].
En algunas ocasiones, los establecimientos suspenden las visitas a causa de los motines.