Una serie de fugas tuvo lugar a principios de 2017. La prisión de Kidapawan, por ejemplo, fue atacada, en enero, por un centenar de hombres armados que permitieron la evasión de 158 reclusos. Según las autoridades, los atacantes pertenecían a una facción disidente del Frente Moro Islámico de Liberación (MILF). Un guardia falleció durante el enfrentamiento.
En febrero de 2017, trece personas detenidas en el establecimiento penitenciario de San Fernando, acusadas de delitos relacionados con drogas, lograron escaparse tras cortar los barrotes metálicos de la celda.