Las administraciones penitenciarias están adoptando nuevos métodos y procedimientos de construcción y de adaptación de los centros para cumplir con las obligaciones de reducción de su huella de carbono. Muchas administraciones siguen la metodología Building Research Establishment Environmental Assessment Method (BREEAM). La Régie des Bâtiments en Bélgica, exige un certificado BREEAM de nivel mínimo “muy bueno” (“Very Good”) o “Excelente” (“Excellent”), en función del proyecto evaluado. En Irlanda del Norte, es el nivel BREEAM “Excelente” el que aplica para los nuevos edificios. El umbral se establece en “muy bueno” para las renovaciones, dadas las limitaciones inherentes a las estructuras existentes.
La neutralidad de carbono debe tenerse en cuenta en Finlandia desde la fase de planificación de las nuevas infraestructuras. El objetivo es construir en zonas que permitan conectar el establecimiento con las líneas de transporte público y favorecer los trayectos cortos para los desplazamientos hacia y desde la prisión. El diseño arquitectónico debe tener en cuenta la dirección del aire y la ubicación general del edificio. Se deben utilizar materiales neutros o con bajas emisiones de carbono. Los muros y los techos son gruesos para limitar las variaciones de temperatura, y se instalan pozos geotérmicos y bombas de calor. Por último, en los edificios se utilizan fuentes de energía renovables, en particular la energía solar.
En Noruega, los edificios nuevos se diseñan, según Statsbygg, para ahorrar energía. Se construyen como casas pasivas y deben cumplir normas más exigentes que las del código de edificación noruego: aislamiento de al menos 30 cm de grosor, juntas estancas, instalación de pozos geotérmicos, bombas de calor, un sistema de control de la energía, luces LED, equipamiento con aparatos de bajo consumo e implantación de un sistema de gestión de residuos. Las fuentes de energía deben ser exclusivamente sostenibles, y se prevé el uso de paneles solares. Se espera que los nuevos establecimientos consuman menos de 65 kWh/m2 al año. Estos permitirían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30 % (en comparación con el edificio de referencia).
En Inglaterra y Gales, los nuevos establecimientos se presentan como los primeros en alcanzar el “cero neto”. Estos se han diseñado para ser totalmente eléctricos gracias a la instalación de bombas de calor, sistemas de iluminación eficientes y miles de paneles solares. El Ministerio de Justicia afirma que el uso de hormigón y acero reciclados evita 40 000 toneladas de emisiones de carbono. En Escocia, las autoridades siguen un camino similar. La nueva prisión de Inverness, cuya finalización está prevista para 2026, también se ha diseñado para cumplir el objetivo cero neto. Se han previsto métodos de construcción modular para preensamblar los paneles de las paredes internas y los muros perimetrales fuera de las instalaciones, en un entorno de fábrica controlado. De este modo se reducirá el número de movimientos de camiones y entregas de material a la obra.
Muchas otras autoridades penitenciarias afirman haber adoptado las siguientes medidas: utilización de materiales sostenibles (en particular, más madera); reducción del uso de hormigón; instalación de paneles solares, o incluso granjas solares, pozos de sondeo, tejados verdes y ventanas más aislantes; sustitución del alumbrado por LED; puesta en marcha de planes de descarbonización de la flota de vehículos, así como de sistemas de seguimiento y control del consumo de energía y agua.
La administración penitenciaria de Irlanda del Norte, por ejemplo, utiliza un sistema de seguimiento y control que le permite controlar el rendimiento en tiempo real mediante la instalación de contadores de electricidad y agua. En Noruega, la empresa Statsbygg recomienda dividir los contadores de los edificios nuevos entre calefacción ambiental (suelo radiante/radiadores), ventilación caliente, agua caliente sanitaria, ventiladores de refrigeración, iluminación y equipos técnicos. Esta división debería permitir mejorar la gestión de la energía registrando el consumo de cada sistema por separado.
En Pakistán, los cortes de electricidad son frecuentes y pueden durar de 10 a 15 horas al día en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa. Esto repercute tanto en los sistemas de información y seguridad como en loa vida cotidiana de las personas privadas de libertad. En 2024, la ONUDC ha instalado sistemas de energía solar en seis de las prisiones del país.
Los planes de acción sobre biodiversidad y paisajismo son cada vez más comunes. Las nuevas prisiones de muchos países se han diseñado para animar al personal y a los visitantes a utilizar medios de transporte sostenibles y modos de desplazamiento activos. Cada vez es más frecuente ver puntos de recarga de vehículos eléctricos y aparcamientos cubiertos para bicicletas en los establecimientos penitenciarios. En Finlandia, el tren es el medio de transporte privilegiado para el transporte de las personas privadas de libertad.
En Suiza, la Oficina Cantonal de Medio Ambiente de Ginebra y la Oficina de la Detención llevan a cabo conjuntamente un proyecto de economía circular en el centro penitenciario de Puplinge-Choulex. Sobre la base de un diagnóstico preliminar del lugar, se da prioridad a la mejora de la gestión de la energía, los edificios, los residuos, el transporte, los espacios exteriores, la alimentación, etc.