El registro del Servicio de Prisiones de Uganda se considera inestable y poco fiable. El comisario general de prisiones, Dr. Johnson Byabashaija, dijo que, en agosto de 2016, el número de reclusos se elevaba a 48 689. Esta cifra representa un incremento del 15.4 % en el total de la población carcelaria en solo dos años. De hecho, la población carcelaria ha crecido por encima del 30 % en los últimos diez años — en el 2000 alcanzaba los 22 700 reclusos.

La población del país incrementó de manera acelerada durante ese mismo período ¹, lo que significa que la tasa de encarcelamiento no creció tan drásticamente como lo hizo la población carcelaria, que pasó de 92 en 2000 a 115 en 2015.De acuerdo con el Servicio de Prisiones de Uganda (UPS), el 55 % de los reclusos cumplían prisión preventiva a julio de 2014.

El Sistema carcelario tiene una capacidad aprobada de alojamiento para 16 612 personas. A octubre de 2016, la tasa de ocupación se encontraba por encima del 293 %. El problema de sobrepoblación concierne a las instalaciones de reclusión masculina, femenina y de menores. El informe del Fiscal General de 2014 encontró que cinco cárceles mostraron tasas de ocupación de más del 500 % (Kisoro 906 %, Ntungamo 720 %, Kabale 651 %, Rukungiri 530 %, y Gulu 508 %).

En la prisión de Kampala, se separa a los preventivos de los penados. De acuerdo con el UPS, 91 menores fueron alojados en cárceles de adultos en 2014.En la cárcel de máxima seguridad Luzira, los reclusos usan distintos uniformes de acuerdo con su status: el amarillo corresponde a las personas sentenciadas a menos de 20 años y el naranja a los que han recibido una sentencia superior; a los reclusos que intentan escapar se les agrega una franja roja, y una azul a las personas mayores; los líderes de la prisión utilizan un brazalete blanco; los pacientes psiquiátricos usan uniforme verde, y los reclusos condenados a muerte se visten de blanco ².

La población femenina se encuentra recluida en más de 110 establecimientos. Entre ellos, trece están reservados exclusivamente para las mujeres. Algunas cárceles pequeñas de las zonas Rurales se encuentran pobremente equipadas y no ofrecen instalaciones destinadas a las mujeres, como por ejemplo, celdas separadas.

A fines de 2014, la cárcel de máxima seguridad Luzira para mujeres en Kampala albergaba 405 mujeres condenadas por delitos graves. Esta cárcel aloja más del 38 % del total de la población reclusa femenina del país.

Luzira brinda a las mujeres una variedad de actividades como escuela de belleza, costura, armado de cestas y talleres de manualidades; también ofrece cursos académicos, entre ellos, un curso de Derecho anglosajón impartido por la Universidad de Londres – auspiciado por el Proyecto de Cárceles Africanas (APP por sus siglas en inglés) ^{1 2 3}.

Las mujeres embarazadas pueden recibir cuidados prenatales dentro de la cárcel o en el hospital público más cercano. Los menores pueden quedarse con sus madres hasta los cuatro años. Pasada esa edad, los hijos de las reclusas son llevados a una guardería ubicada cerca de la cárcel y pueden ver a sus madres los días domingos. En agosto de 2015, 235 bebés estaban en prisión con sus madres.

Algunas cárceles ofrecen instalaciones de guardería; otras, en su mayoría las cárceles locales, todavía tienen dificultades para proveer servicios básicos, como comida y medicamentos. La UPS no proporciona suficientes productos sanitarios (papel higiénico, toallas sanitarias). Los voluntarios y los miembros de las familias son los encargados de suplir estas necesidades. Algunas ONG, como Wells of Hope, proporcionan asistencia a los hijos de las reclusas.

Según un informe publicado por la Fundación para la Iniciativa de Derechos Humanos (FHRI) y la Reforma Penal Internacional, muchas de las mujeres en prisión fueron víctimas de abuso sexual y/o de violencia doméstica. El 45 % de las reclusas fueron condenadas por homicidio culposo.

El Ministerio de Género, Trabajo y Asuntos Sociales es el responsable del Sistema de Justicia de los menores. La edad de responsabilidad penal está establecida a los 12 años de edad. La mayoría de los menores no tienen certificado de nacimiento, por lo que la edad se determina a través de criterios subjetivos, tales como la apariencia o la declaración de los padres.

El informe anual sobre la delincuencia de 2014 registró 1779 infractores menores, detenidos en seis establecimientos penitenciarios. Las cinco cárceles transitorias, para aquellos a la espera del juicio, son Fort Portal, Gulu, Mbale, Masindi, Arua, o Naguru. El Centro Nacional de rehabilitación Kamporingisa aloja a menores que han recibido una condena. Las sentencias pueden ir de los tres meses a los tres años. En la práctica, debido a la falta de espacio, los menores pueden permanecer en establecimientos penitenciarios para adultos. En 2015, el UHRC contabilizó 42 menores que cumplían su sentencia con adultos.

Se observa gran sobrepoblación en los centros juveniles de detención. La cárcel transitoria de Naguru, con una capacidad autorizada para 45 menores, albergaba 180 en agosto de 2015. De acuerdo con el Daily Monitor, el centro Nacional de Rehabilitación, diseñado para albergar a 150 menores, ha alojado hasta 340.

La mayoría de los menores son condenados por delitos contra la moral pública (actividades sexuales antes de los 18 años). Los menores que viven en la calle pueden ser detenidos en instalaciones penales, aun cuando no se les haya imputado ningún delito.

Las cárceles transitorias proponen orientación religiosa, terapia y juegos, pero no ofrecen programas de capacitación. En el centro nacional de rehabilitación, los menores pueden inscribirse en talleres de carpintería, electrónica, agricultura y plomería, organizados por las ONG ¹.

Los menores tienen dificultades para mantener los lazos familiares, puesto que hay pocas instalaciones de detención en el país y solo una está reservada para los que han recibido una condena. Según un artículo publicado en el Daily Monitor, algunos menores en el centro de rehabilitación Kampiringisahan sido abandonados por sus padres.Debido a que los chicos llegan de todas partes del país, uno de los mayores obstáculos que deben enfrentar es la barrera del idioma. El Daily Monitor afirma además que los menores son obligados a trabajar y los que no aceptan son sometidos a malos tratos.

En 2016, alrededor del 0.4 % de los prisioneros de Uganda son nacionales extranjeros, de acuerdo con el Foro de vigilancia policial de civiles en África (African Policing Civilian Oversight Forum, APCOF).

Las nacionalidades más comunes son la pakistaní, nigeriana y burundés. Los reclusos extranjeros obtienen asistencia de un intérprete en las estaciones de policía y en los tribunales pero no en prisión.

El personal penitenciario debe controlar el contenido de las cartas que envían o reciben los reclusos, pero al no estar en capacidad de comprender otros idiomas, la mayoría de extranjeros tiene dificultades para mantener correspondencia con sus allegados. Los guardias afirman que se encuentran frente al dilema de garantizar a los reclusos extranjeros su derecho a mantener correspondencia y comunicación telefónica con sus familiares en su propio idioma y, a su vez, respetar los procedimientos de seguridad del sistema penitenciario.

El Gobierno de Uganda aprobó la Ley anti-homosexualidad en diciembre de 2013. Sin embargo, unos meses más tarde, la Corte Constitucional la declaró inválida sobre la base de cuestiones procedimentales. El primer proyecto de ley incluía una cláusula de pena de muerte que luego fue sustituida por cadena perpetua.

La homosexualidad, de hombres y mujeres, es punible con hasta siete años de prisión, según el Código Penal.Los hombres acusados de homosexualidad son forzados a practicarse exámenes anales. El observatorio de Derechos Humanos considera esta práctica como una forma de tortura.

En Uganda, al menos once personas están a la espera de su juicio por homosexualidad, de acuerdo con el blog Erasing 75 crimes. El sitio web cuenta la historia de Grace Akello (Charles Okello) que se encuentra en la Prisión de Nakarunya esperando su juicio, acusada de “engañar” a los hombres haciéndoles creer que era una mujer y de ser un “estorbo para la sociedad”.

El 13 de mayo de 2016, el principal líder político de la oposición, Kizza Besigye, fue arrestado y acusado de traición, luego de haber prestado juramento como presidente en una ceremonia que tenía por objetivo poner en tela de juicio la victoria presidencial de Yoweri Museveni — una victoria que los observadores internacionales consideraron turbia —. En esa ocasión, fue encarcelado en Luzira durante dos meses y liberado bajo fianza. Sin embargo, en los últimos 5 años, Kizza Besigye ha sido arrestado 34 veces debido a su implicación política como líder de la oposición ¹.

Otros miembros del partido de Kizza Besigye –Foro para el Cambio Democrático– fueron arrestados durante el período de elecciones; algunos permanecieron detenidos por breves periodos, mientras que otros fueron acusados de terrorismo, incitación a la violencia, traición y organización de reuniones ilegales. Por ejemplo, Norman Tumuhimbise, líder del grupo opositor Jobless Brotherhood, fue arrestado el 19 de agosto y detenido en un lugar secreto, sin poder contactar con un abogado durante seis días.