Colombia
Capital — Bogotá
Población del país
i2017/ PNUDTasa de encarcelamiento (por 100 000 ha…
i2017/ Instituto Nacional Penitenciario y CarcelarioTipo de Gobierno
Índice de desarrollo humano
Nombre del ministerio responsable de la…
Número de reclusos
i2017/ Instituto Nacional Penitenciario y CarcelarioTasa de ocupación
i2017/ Instituto Nacional Penitenciario y CarcelarioNúmero total de establecimientos
Se ha creado un MNP
Reclusas
i2017/ INPECPorcentaje de personas en prisión preve…
i2017/ INPECSe ha abolido la pena de muerte
Condiciones materiales
Alojamiento
Las celdas son individuales
en algunos establecimientos
La asignación a celdas individuales puede ser posible, pero no sistematico, en los establecimientos de segunda y tercera generación.
Higiene
Los reclusos tienen acceso a un suministro de agua
fuera de la celda/dormitorio
En los establecimientos de segunda y tercera generación, el acceso al agua es muy limitado, la mayoría de las veces por intervalos de algunos minutos durante el día. Los reclusos deben colectarla en botellas que luego llevan a sus celdas.
La prisión de Valledupar, por ejemplo, está situada en una zona árida y las canalizaciones que construyeron son de mala calidad, por lo que el agua debe ser traída en camiones cisterna. El diámetro de los conductos instalados es más pequeño que lo previsto en el plano, “una técnica del constructor para robar la diferencia”1. Estos problemas en la construcción también impiden que el agua sea evacuada correctamente, por lo que la cocina se inunda regularmente y contamina los alimentos.
Julie de Dardel, Exporter la prison américaine. Le système carcéral colombien à l’ère du tournant punitif, 2016, p. 144 (en francés) ↩
Las duchas se ubican en las celdas/dormitorios colectivos
no
Las duchas son colectivas y generalmente no cuentan con condiciones para garantizar la privacidad.
Las instalaciones de saneamiento están limpias, son adecuadas y fácilmente accesibles
no
Los sanitarios se encuentran dentro de las celdas pero no tienen ninguna separación, lo que obliga a los internos a hacer sus necesidades frente a sus compañeros. En la mayoría de los establecimientos, el número de sanitarios no es suficiente y además se encuentran en muy malas condiciones.
Según la geógrafa Julie de Dardel, la prisión de Valledupar presenta un caso extremo de degradación de las condiciones de vida. Una reclusa entrevistada durante sus investigaciones afirmó que los reclusos debían hacer sus necesidades en bolsas de plástico, debido a la escasez de agua, y luego tirarlas por la ventana, esparciendo excrementos en los patios1.
Internas del complejo carcelario Jamundí (Valle del Cauca) denunciaron que, en uno de los patios, 90 reclusas debían compartir tres sanitarios y no tenían productos de higiene personal o de limpieza de espacios comunes2.
Julie de Dardel, Exporter la prison américaine. Le système carcéral colombien à l’ère du tournant punitif, 2016, p. 138 (en francés) ↩
omisión de Seguimiento de la Sentencia T-388 de 2013, “Segundo Informe”, enero 2017, p. 9. ↩
La administración penitenciaria suministra gratuitamente artículos de aseo personal
sí
Una vez al mes se le entrega a cada recluso un kit de aseo que contiene jabón, pasta dental, papel higiénico y cepillo de dientes.
Esta situación de higiene deficiente y falta de agua, aunado a la sobrepoblación, tiene consecuencias graves sobre la salud de los reclusos: intoxicaciones alimentarias, problemas respiratorios y dermatológicos, infecciones, entre otros. En muchos establecimientos, bien sean antiguos o recientes, existen problemas de humedad. Por ejemplo, las torres recientemente remodeladas de la prisión de Valledupar ya tienen filtraciones y goteras.
Alimentación
La administración debe cumplir criterios relativos a la calidad y a la cantidad de los alimentos suministrados
El proceso de almacenamiento, preparación y distribución de alimentos no cumple con las normas sanitarias básicas; a menudo se entregan crudos, descompuestos o de mala calidad.
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Por ejemplo, en marzo de 2016, la Secretaría de Salud ordenó cerrar la cocina de la cárcel La Picota (Bogotá) –administrada por el consorcio Servialimentar—debido a que el agua que estaban utilizando para lavar los alimentos estaba contaminada[^comisión2].
[^comisión2]:Comisión de Seguimiento de la Sentencia T-388 de 2013,op. cit., pp. 9-10.