Análisis
< image © Valentin Lombardi.

- Serie de artículos “Sin derecho a un techo” (1)

Como varios estudios lo demuestran, las personas privadas de libertad deben hacer frente a un cúmulo de dificultades, como la precariedad económica y social, la errancia, la falta o la inestabilidad de la vivienda, las conductas adictivas, el sufrimiento psicológico, el bajo nivel de estudios y el aislamiento. Si bien algunas de estas dificultades ya existían antes del encarcelamiento, otras se agravan o surgen a raíz de él. La privación de libertad no solo socava la estabilidad laboral, las actividades y las relaciones con los familiares, sino que también exacerba los problemas existentes en materia de acceso a la vivienda.

Muchas personas pasan su vida entre la prisión y la calle. La crisis inmobiliaria es una dificultad más para las personas que pasan por la prisión, y la perspectiva de la liberación es un motivo de angustia para aquellas que no cuentan con una solución de habitación.

La administración penitenciaria no registra el número exacto de personas que encaran una situación de sinhogarismo al salir de prisión.

El acceso a una vivienda es un elemento esencial en la prevención de la reincidencia